Parece mentira que el juez Santiago Vidal, que tanto ha defendido públicamente una porción de causas justas, se haya metido en una historia, la del secesionismo de Cataluña por las bravas, que necesariamente bastardea la esencia de su oficio, que no es otra que la salvaguarda, para bien de todos, de la ley.
Tan embebidos se hallan los partidos de la oposición y de la semi-oposición en sus trifulcas domésticas, que no reparan en un grave suceso sanitario que se está ensañando con la población, la gripe, que éste año se ha adelantado y que, por coincidir con las fiestas navideñas, cuajadas de reuniones familiares, celebraciones tumultuarias y aquelarres consumistas, ha devenido en epidémica en buena parte del territorio nacional.