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SOCIEDAD

El castillo medieval de un pueblo de Navarra desde el que se divisan hasta 60 localidades distintas

Está situado en un altozano de 890 metros de altitud sobre el nivel del mar y ofrece una panorámica en 360 grados.

Imagen del Castillo de Monjardín  sobre su loma. Desde arriba se divisan hasta 60 pueblos de Navarra. AYUNTAMIENTO DE VILLAMAYOR DE MONJARDÍN
Imagen del Castillo de Monjardín sobre su loma. Desde arriba se divisan hasta 60 pueblos de Navarra. AYUNTAMIENTO DE VILLAMAYOR DE MONJARDÍN

Hoy en día, Villamayor de Monjardín es una localidad ubicada en pleno Camino de Santiago a su paso por Navarra, tierra de vinos y con una imponente y preciosa bodega. Pero este pequeño pueblo de Tierra Estella, de poco más de 100 habitantes, tiene una historia milenaria asociada a su castillo fortaleza y a los mismísimos orígenes del Reino de Navarra.

De hecho, su toma a los musulmanes en el año 908 por parte de Sancho Garcés I fue uno de los primeros pasos de la reconquista por parte del entonces reino de Pamplona y supuso ensanchar fronteras para el reino que más tarde sería de Navarra. Ni el mismísimo califa de Córdoba, Abderramán I pudo recuperarlo después. Y eso que hizo múltiples intentos, dado su enclave estratégico.

Antes que los musulmanes hubo otras civilizaciones, probablemente romanos, y anteriormente celtíberos. De hecho, en las excavaciones arqueológicas que se realizaron en el interior del castillo se encontraron restos de lo que en su día fue un castro de la Edad del Bronce.

Y es que el castillo de San Esteban de Deyo, también llamado Castillo de Monjardín está situado en un altozano de 890 metros de altitud sobre el nivel del mar y ofrece una panorámica en 360 grados que abarca desde la sierra de Urbasa al norte, el río Ebro por el oeste con la lejana sierra de Cameros, hasta las sierras del Perdón y Ujué en el este y casi hasta las Bardenas por el sur.

Así, no es de extrañar el interés geoestratégico que dicho castillo despertaba. Tras la conquista, el rey Sancho II lo donó al Monasterio de Irache, pero pasó más tarde a poder de la Catedral de Pamplona por donación de Sancho el Mayor; mucho más tarde aparece como propiedad del Duque de Alba, tal vez como premio por la invasión de Navarra en 1512. Durante las guerras carlistas sufrió alternativamente la ocupación por parte de los ejércitos centralistas y carlistas.

Hoy en día, del recinto medieval del castillo quedan sólo los viejos muros de piedra arenisca y el viejo aljibe, dentro de una casa de techo abovedado. Todo el recinto es libremente visitable, aunque las llaves hay que pedirlas en el bar de Villamayor de Monjardín. 

Se trata de muros en los que se respira el peso de la historia de Navarra, lo cual, de por sí, ya supone un importante interés cultural, pero es que desde el punto de vista paisajístico, en un día claro y raso, pueden distinguirse en el horizonte, en dirección a los cuatro puntos cardinales hasta 60 localidades diferentes de Navarra e incluso La Rioja.

Para llegar al castillo hay que llegar al pueblo de Villamayor de Monjardín. Salvo que sean fiestas, es sencillo aparcar en la plaza o ante la iglesia. Desde ahí, un camino de poco más de 2 kilómetros con un desnivel de 216 metros nos lleva a la cima del monte. Se puede hacer fácilmente con niños.

Las murallas crean un recinto llano donde se encuentra una ermita de construcción tardía. También hay restos de la torre de homenaje. El castillo mide unos 62 m de largo y en su parte más ancha unos 30. 

Se supone que en el centro de la ermita fue enterrado Sancho Garcés, aunque en las excavaciones arqueológicas nunca se encontraron sus restos, pero bien es cierto, que no existe nuingún documento que acredite su traslado a ningún otro panteón real.


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El castillo medieval de un pueblo de Navarra desde el que se divisan hasta 60 localidades distintas