• miércoles, 01 de mayo de 2024
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SOCIEDAD

El mirador de un pueblo de Navarra que impresionó a Hemingway

Está situado en lo alto de un peñón sobre uno de los robledales de roble albar más importante del sur de Europa. 

Vistas del mirador de Ariztokia en Garralda. Amaya Alcelay
Vistas del mirador de Ariztokia en Garralda. Amaya Alcelay

Navarra cuenta con numerosos parajes naturales e increíbles que merecen la pena visitar. Tanto para personas aventureras como más tranquilas hay opción de poder disfrutar de las diferentes zonas de la Comunidad foral

Un lugar que merece la pena es el mirador de Ariztokia, envuelto en gran vegetación, se divisa la proximidad de la Selva de Irati. Se accede a él a través de un sendero natural que culmina en la cima, pasando por una breve sección de escaleras y con barandillas en la mayor parte del recorrido.

La panorámica del Valle de Aezkoa se despliega con la capital del valle, Aribe, destacando bajo la rocosa cima del Berrendi y el serpenteante curso del río Irati, históricamente utilizado para transportar madera en almadías.

De fácil acceso desde la carretera de Garralda, a aproximadamente cien metros del desvío que conduce a Oroz-Betelu, el mirador de Ariztokia es excepcional para la observación de aves, especialmente buitres.

Situado en lo alto de un promontorio que se alza sobre uno de los robledales de roble albar más destacados del sur de Europa, el robledal de Betelu, ofrece una vista espectacular que abarca desde los Pirineos hasta Aribe, el curso del río Irati y parte del valle de Aezkoa.

El nombre de Ariztokia, que significa "lugar de robles" en euskera, se debe a la presencia del robledal circundante, que se entremezcla con hayas creando un paisaje boscoso de gran belleza, especialmente en otoño con su diversidad de colores. La vista del robledal y los hayedos que adornan las laderas de las montañas es impresionante. A unos cien metros debajo del mirador se encuentra el río Irati.

Esta zona del río era un lugar de pesca frecuentado por Ernest Hemingway, quien también disfrutaba de las aguas termales en un balneario cercano. Se recomienda visitar este lugar durante todo el año, excepto en invierno cuando la nieve dificulta el acceso al mirador.

Además, en Garralda se puede disfrutar del pueblo y de la cultura. La historia de este pueblo está marcada por el devastador incendio de 1898, que prácticamente arrasó todas sus casas y edificaciones. La reconstrucción del pueblo fue posible en parte gracias a la inversión del próspero indiano local, Antonio Aróstegui.

Además de su sector de servicios, la economía local todavía se sustenta en la ganadería, con explotaciones de vacas, ovejas y yeguas de razas autóctonas.

En el valle de Aezkoa se encuentran 15 de los 22 hórreos de Navarra, declarados Patrimonio Cultural. En Garralda, destaca el hórreo de Masamigelena. Tras el incendio que azotó el pueblo en 1898, se erigió la iglesia actual en 1912, de estilo neogótico rural llamada Iglesia de San Juan Evangelista. 

Destaca también la fuente en la Plaza Arostegui, construida en honor a Antonio Aróstegui tras la reconstrucción del pueblo, y una escultura-fuente creada por la artista Begoña Munarriz en 2015, que simboliza los nueve pueblos del valle de Aezkoa, ubicada en Larraindegia.

Garralda es uno de los cuatro pueblos que conecta la red de senderos de Irati-Aritza. Durante el recorrido, se pueden apreciar una carbonera, las ruinas de Otarrea y el imponente Mirador de Ariztokia, que ofrece una panorámica del robledal de Betelu.


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