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SOCIEDAD

El castillo de un pueblo de Navarra en el que vive el fantasma de una niña a la que le cortaron los pies

El castillo es visitable y el ayuntamiento de la localidad ofrece visitas guiadas los últimos domingos de cada mes.

Vista panorámica del castillo de Cortes. AYUNTAMIENTO DE CORTES
Vista panorámica del castillo de Cortes. AYUNTAMIENTO DE CORTES

Ahora que se acerca la noche de Halloween, esta historia merece atención. ¿Os imagináis una visita a un castillo medieval en el que se asegura que vive una niña a la que le cortaron los pies? Nada más tétrico que eso. Y es que Navarra está poblada de castillos, casi tantos como su línea de defensa precisaba en la edad media para mantenerse a salvo de incursiones enemigas. De norte a sur, prácticamente cada localidad tenía en el promontorio más cercano una fortificación defensiva tanto por el flanco del reino de Aragón al este, como por el de Castilla al oeste y el de Francia al norte.

Sus muros podrían contar año a año la historia del Reino de Navarra. Cada castillo tienen su particular historia, y muchos de ellos, su propia leyenda; pero ninguno como la del Castillo de Cortes.

Fue una de las principales fortalezas del Reino en el punto más meridional del mismo. Entre sus muros han pasado largas estancias reyes de Navarra y distintos linajes nobles. Fue construido en el siglo XII, de hecho, las primeras noticias de su existencia datan del año 1128. Era propiedad de la monarquía navarra, quien nombraba a sus alcaides.

Originariamente era un amplio rectángulo amurallado, con jardines y huerto en la parte posterior y un patio de armas en el centro, la vivienda señorial a un lado, y una torre prismática coronada con almenas y matacanes en el ángulo sureste mirando hacia la muga con Aragón. Tenía al menos otras dos torres denominadas Torre del HomenajeTorre Blanca, aunque se desconoce si se cayeron o fueron derribadas en alguna de las reformas a las que sometieron al castillo en el siglo XVI, de la que data la muralla de mampostería y ladrillo que perimetra la fortificación.

El aspecto actual es con el que quedó el recinto tras la segunda gran reforma, en el siglo XIX cuando los marqueses de la Unión habitaban el castillo que poco tiempo antes había sido la residencia del conde de Zaldívar. Su hija, de nombre Victoria, es la protagonista de la leyenda.

Al parecer, la niña era especialmente traviesa e hiperactiva. Andaba todo el día correteando de lado a lado del castillo, atravesaba las estancias, subía a la torre y bajaba a los sótanos tan rápido como transitaba por la rampa que conduce desde el patio de armas hasta la primitiva puerta de entrada.

A la pequeña infanta le encantaba esconderse en los armarios y baúles del castillo, así como colarse en los aparadores del comedor y las cocinas. A su padre se lo llevaban los demonios cada vez que la veía correr de lado a lado, especialmente cuando estaba atendiendo visitas importantes.

La leyenda cuenta que el mismo día que cumplía once años, la niña se subió a lo alto de uno de los cedros que había en la huerta del castillo. Sus ayas, desesperadas no conseguían hacerla bajar. Una de ellas hizo ademán de subirse al árbol amenazándola con "una buena azotaina", lo que motivó que quisiera subir más alto. 

En ese momento, la rama en la que apoyó el pie, que cuanto más alto subía eran más finas, no pudo soportar el peso y la niña cayó al suelo desde unos 10 metros de altura, partiéndose ambos tobillos.

La medicina de la época no pudo sanarla y terminaron por amputarle los dos pies entre terribles dolores y alaridos. Poco tiempo después del accidente, Victoria falleció en su estancia del castillo.

Dice la leyenda que en aquella última restauración, detrás de un bargueño apareció una lámina con un retrato de una niña de mirada triste y un precioso pelo ondulado. Era la imagen de la hija del marqués de Zaldívar. Los marqueses de la Unión decidieron enmarcarla y colgarla en una de las estancias principales del castillo.

A partir de ahí, comenzaron los rumores... y la leyenda. Al parecer, comenzaron a suceder cosas extrañas en las distintas dependencias del recinto amurallado. Risas de niña a horas extrañas, pucheros volcados en la cocina, jarrones de porcelana hechos añicos sin motivo aparente, cuadros que se caen de las paredes...

Los más mayores del lugar aseguran que es el espíritu de Victoria, que sigue viviendo entre sus muros y haciendo mil y una travesuras.

El Castillo de Cortes es visitable. De hecho, el Ayuntamiento de la localidad ribera ofrece visitas guiadas los últimos domingos de cada mes a las 12.00 del mediodía, aunque se pueden concertar visitas privadas.


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El castillo de un pueblo de Navarra en el que vive el fantasma de una niña a la que le cortaron los pies