A pocos kilómetros de Pamplona, en el municipio navarro de Villava se encuentra Gastro Okei Errialde, un pequeño restaurante que con el paso de los años y mucho esfuerzo de sus fundadores se ha convertido gracias a sus espectaculares hamburguesas y cariño en los fogones en uno de los imprescindibles gastronómicos de la Cuenca de Pamplona.
Un éxito del que es artífice Fermín Iriarte, un vecino de Mutilva de 27 años que allá por 2015 se lanzó junto a su padre a la aventura de abrir un bar restaurante. Tras una breve estancia en Mendillorri, en la que el local "se les quedó pequeño", dieron el salto definitivo a Villava, donde llevan ya casi seis años.
"Nosotros abrimos en Mendillorri como Gastro Okei y cuando no surgió la oportunidad de coger el bar Errialde aquí en Villava combinamos las dos partes y así se ha quedado", comenta Iriarte sobre el origen del nombre.
Desde aquel momento, semana a semana han ido dándose a conocer primero en el pueblo y posteriormente en toda la Comarca de Pamplona consiguiendo un séquito de clientes fieles y otros esporádicos que acuden de martes a domingo a saborear sus hamburguesas, platos tradicionales, innovaciones y sus afamados postres.
"Nuestra idea siempre ha sido juntar la oferta de hamburguesas o nachos con la comida tradicional. Que puedas venir con tus padres y con tus amigos, gente de 15 años o de 75. Por ello tenemos también en carta solomillo con roquefort, chipirones en su tinta o carrilleras", explica.
No obstante, sus innovadoras hamburguesas es lo que les ha llevado a la fama y funcionan como el principal reclamo de quienes eligen Gastro Okei Errialde.
"Intentamos que las opciones que tenemos en carta lleven detrás mucho trabajo, pruebas y vueltas en la cabeza para que cuando presentamos el plato a los clientes les guste mucho", razon Iriarte sobre sus creaciones.
Una forma de pensar que les ha llevado a buscar distintas fórmulas como el espacio de "invitados" en carta -han tenido que introducir casi todas sus creaciones en la sección definitiva- para añadir cada poco tiempo distintos platos y con la que siempre andar detrás de nuevos objetivos.
"Es lo bueno de tener un restaurante con capacidad para 40 personas. Les damos a probar las hamburguesas o postres en fase de creación a los clientes y nos permite hacer cosas más locas. Si una idea sale mal no entra en carta pero por lo general siempre tienen buena aceptación", reconoce Iriarte.
Prueba de ello son su hamburguesa 6 de julio, un tradicional almuerzo de San Fermín versionado en burguer, o sus nachos Yucatán con carne adobada estilo al pasto con pico de gallo en el que nachos y salsas se preparan por separado para mantener el crujiente. Las quesadillas o sus hamburguesas con salsa de Jack Daniels, con mayonesa de bacon o con salsa de piparras son también otros de sus indispensables.
"Nunca añadimos grasas adicionales y buscamos ingredientes que no tapen el sabor de la carne sino que acompañen, lo realcen", cuenta su responsable.
Una comida casera con ingredientes de primera calidad que hace que acudir a comer o cenar en Gastro Okei Errialde requiera de "una reserva con tiempo", especialmente los fines de semana. Y es que, la experiencia es sin duda la otra pata de la mesa sobre la que Fermín Iriarte erige su negocio.
"Cuando vienes aquí vienes a disfrutar. Funcionamos con reservas para que si quieres llegar a las siete de la tarde y marcharte a la una de la mañana puedas hacerlo. Aquí no levantamos a nadie porque tiene otro turno detrás", comenta convencido de la forma de trabajo de su negocio. Un espacio "en el que el servicio funcione bien y el cliente lo note" en vez de un establecimiento más grande para poder atender a más gente.
Tal es el afán de Fermín Iriarte de cuidar al cliente que durante este tiempo sus comensales más fieles han llegado a dar nombre a alguno de sus platos e influido en la composición de sus ingredientes.
"Un chico que nos conoce desde la época de Mendillorri siempre se pedía la hamburguesa doble completa y la terminamos nombrando en carta con su apodo", explica sobre el por qué de la hamburguesa Kolibrio o cómo los 'Mikeles' de Villava consiguieron sustituir la cebolla caramelizada por cebolla morada en otra burger.
"Son guiños con los que consigues que los clientes se sientan partícipes. Cuando nos agradecen nuestro trabajo y ves que la gente repite, eso llena. Intentamos que la calidad sea muy buena, con precio ajustado y añadiendo platos para que siempre haya novedades", sentencia Fermín Iriarte.
Un cariño, mimo y esfuerzo por cuidar hasta el mínimo detalle que se nota en sus salsas, "todas caseras", los cuatro puntos de la carne que presentan (poco hecha, al punto, hecha y muy hecha), sus 19 hamburguesas diferentes con dos tipos de panes y dos tamaños y sus postres, indispensables para rematar una buena comida.
"Los postres son muy valorados. Los batidos los traemos desde la época Mendillorri, y el dálmata, una mousse de chocolate blanco con oreo ha conseguido mucha fama así como la tarta de queso", defiende sobre las opciones en carta.
Además de la amplísima carta, Gastro Okei Errialde cuenta con un menú de 28€ con entrante, primero, segundo, postre y bebida y de un menú informal por 18,90€ disponible al mediodía y que incluye entrante, hamburguesa, postres y bebida.
