"Aún hay ingenuos que piensan que tenemos un servicio sanitario que es la envidia de España entera. En fin, qué malo es el chauvinismo y qué ciego te deja".
- domingo, 28 de abril de 2024
- Actualizado 19:32
Está nublado cuando amanece, pero aquí siempre levanta. La Costa del Sol no lleva ese nombre porque mienta, ni tan siquiera porque cambie de opinión. Desde la terraza se ve un mar inmenso, que es como una plancha metálica de color mate y que brilla a intervalos, por los rayos que se cuelan entre las nubes, como una apoteosis barroca digna de Bernini. No es la playa de Oricain, ni tan siquiera el pantano de Alloz, pero como sucedáneo no está mal.
Si no abres el móvil o el iPad aquí no hay elecciones. Por no haber no hay ni política, que el otro día, en un alarde de sociabilidad raro en mí, en distendida charla con unos belgas en la piscina de la urba, menté a Pugidemont y no sabían de quién les estaba hablando. Me vine arriba con un pero cómo puede ser posible eso, si vive en Waterloo, como si el mundo tuviera que vivir pendiente de nuestro ombligo y sus pelusillas, y una amable tipa me puso en mi sitio, sin dejar de sonreír.
Básicamente me vino a decir, en traducción libre del francés, que Flandes tiene una población similar a Cataluña y que en la región Valona vive casi el doble de personal que en el País Vasco y que ya podía a empezar a enumerar a políticos de ambas regiones. Un, dos, tres responda otra vez... y solo me salió Eddy Merckx, ahora que estábamos en horario del Tour, que no sé si ha sido alguna vez político.
Al rato también le mencioné a Courtois, porque aún sueño, en noches de luna llena, con que Carvajal no llega a la picadita que le hizo Abde al portero belga, en la final de Copa de Sevilla, y que no fue gol de Osasuna de milagro. Tampoco sé si alguna vez será político, pero nos hizo sufrir a los rojillos en ese partido como si lo fuera.
Por lo demás se me quedó cara de Miss Melilla 2001 cuando le preguntó el embajador qué sabía de su país, Rusia. Que era muy bonita, que sus gentes son tan trabajadoras como Hazard y que como no dejara de ponerme en evidencia le enviaría al duque de Alba para remediarlo.
Mi único contacto con la administración local fue ayer domingo una visita a las urgencias del Servicio Andaluz de Salud. Háganse cargo del momento de terror: festivo, verano, zona de costa masificada, en un pueblo a 50 kilómetros de Málaga... y un acompañante al borde de la muerte por unos Sanfermines que a partir de los 40 tendrían que ser considerados enfermedad profesional.
Pues bien, en menos de una hora teníamos prueba, consulta, diagnóstico y receta contra la peste que les habíamos llevado de Sanfermines. Por no hablar del trato, exquisitamente amable.
Quitando el componente humano, que en el trato todos sabemos que los sanitarios forales son también refinados y elegantes, intenta un prodigio de rapidez semejante en Navarra un domingo sanferminero, a ver qué ocurre... pues que echas la tarde entera y tan contento porque aún hay ingenuos que piensan que tenemos un servicio sanitario que es la envidia de España entera. En fin, qué malo es el chauvinismo y qué ciego te deja.
Como para no votar a Juanma Moreno, pensé, cuadrado ante el chiringuito, ya de regreso, saludando militarmente al horizonte. Soldados de Juanma. Eternamente. Uno de mis amigos puso el himno de Andalucía en el móvil y otro ondeó la toalla a modo de bandera, improvisando un desfile que daba gloria vernos.
Hay mayorías absolutas que se entienden muy bien cuando rozas pelo, cuando hueles a toro, como en el encierro. Lo incomprensible es los de Navarra, que la sanidad está destruida y aun vamos a tener otros cuatro años más de aberchándales y Txibite de mi PSOE solo porque nos prometen la vida eterna en una Euskakklerría que no existe. Y eso es todo.
