• sábado, 27 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Navarra es el laboratorio del sanchismo guerracivilista

Por Javier Ancín

Mientras este proyecto guerracivilista de país que ha levantado el PSOE cuente con el silencio de la derecha seguirá hacia adelante, habrá paz. Cuando la derecha empiece a protestar por ser negros en la Sudáfrica del apartheid, saltará todo por los aires porque el PSOE jamás cede poder de forma civilizada.

Navarra, desde el comienzo, ha sido un laboratorio del sanchismo, una maqueta para ver cómo se comportaría y hasta dónde aguantaría la sociedad. Navarra es para el PSOE como esos concursos que organizan algunas facultades de ingeniería, donde los estudiantes construyen puentes a escala con palillos de madera para luego ir cargándolos de peso hasta que colapsan.

Lo que resiste aquí, Sánchez lo aplica a España. Todo el blanqueamiento del partido de la Eta que hemos visto en Madrid, primero se probó en Pamplona. El cierre de cualquier entendimiento con la derecha, crear una trinchera tan profunda como una sepultura, primero los socialistas lo ensayaron en Navarra.

En Navarra es donde primero se practicó por el sanchismo la expulsión de la derecha, sus dirigentes y, sobre todo sus votantes, de cualquier espacio de la sociedad. La mitad de la población no tiene derecho político alguno, se le tiene que expulsar de todos los cargos, de todos los foros, de todos los espacios. Para la derecha en el sanchismo solo está reservado el silencio y el sometimiento. Si te callas tendrás la ficción de que más o menos eres tolerado, si te expresas serás convenientemente expulsado, machacado, vilipendiado, completamente destruido.

A lo que aspira el sanchismo es a lo que ha aspirado desde siempre el nacionalismo vasco y catalán -por eso son aliados absolutos y naturales del PSOE-, que la derecha no tenga ni media influencia en los órganos de poder, de opinión, de cultura. Ayer la expulsaban a tiros, hoy la expulsan con el boletín oficial, copando toda la estructura estatal para ello: desde el Tribunal Constitucional hasta el jurado del último premio literario público que se concede en aquella aldea perdida.

El sanchismo básicamente es una fórmula para retener el poder a toda costa. Es la sublimación del plan de Zapatero, que al ver que el votante del PSOE y del PP por el centro, un espacio amplísimo, era prácticamente igual -unas veces podían optar por unos y otras por otros-, como nunca el socialismo puede competir en gestión sino sólo en ideología, desenterró los odios del 36 para montar una trinchera que hiciera prácticamente imposible la permeabilidad de esos votos.

Mis votantes nunca más votarán al PP porque vamos a demonizarlo, demolerlo y expulsarlo hasta unos extremos absolutos. Nuestro proyecto no es crear una sociedad mejor, es solo destruir a la mitad de la sociedad que no es de izquierdas.

El penúltimo episodio lo estamos viendo en Navarra estos días. El PSOE quiere expulsar a UPN, partido más votado de Navarra con amplia diferencia, de la presidencia de todas las comisiones parlamentarias que ha conseguido en función de la representatividad de las últimas elecciones autonómicas. El último ya sabemos que es desalojar a la derecha del ayuntamiento de Pamplona para volver a colocar a su socio del partido de la eta en el sillón municipal.

Mientras este proyecto guerracivilista de país que ha levantado el PSOE cuente con el silencio de la derecha seguirá hacia adelante, habrá paz. Cuando la derecha empiece a protestar por ser negros en la Sudáfrica del apartheid, saltará todo por los aires porque el PSOE jamás cede poder de forma civilizada una vez que lo ha conseguido.

Y con los socios que tiene el PSOE, acostumbrados a practicar la violencia para conseguir expulsar físicamente al adversario político, ya convertido hace tiempo en enemigo absoluto también para los socialistas, ni te cuento la que se puede volver a preparar aquí.

El PSOE de Sánchez es completamente incompatible con la democracia, que no solo es aritmética, como tratan de hacérselo ver hasta los dirigentes históricos socialistas y que están siendo convenientemente descalificados y expulsados -un ejemplo es Redondo Terreros-, son también unas formas, unos límites, unos modos que han perdido hace ya muchos años. Y eso es todo.


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