• viernes, 26 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

¿A qué vino Zapatero a Pamplona?

Por Javier Ancín

 Zapatero se nos apareció en Irroña como el espectro del mal que es, con esa sonrisa que jamás concuerda con su mirada despiadada.

Decía Jean Louis Valenciene en su desconocida obra fuera de su círculo de fieles franceses y que podríamos traducir como "Para habernos matado, Mari Carmen" que la vida es eso que pasa, que ya está pasando, que ya es pasado. 

Si hubiera nacido en Pamplona y no en Cônque, suburbio de París que mira hacia la torre de Montparnasse en vez de a la de Eiffel, que es un poco como vivir en San Sebastián y al abrir la ventana en vez de con la Concha toparte con el mamotreto ese de Atocha, podría haber utilizado uno de esos días de verano con temperatura de invierno y precipitación otoñal -a la primavera ni se le espera- para resumir su pensamiento: hace un frío de cojones pero estamos a final de junio o de julio, con uno de esos despertares sanfermineros de plumífero y brasero, que hay que ver el frío que hace muchos días de San Fermín a las seis de la mañana, para ser ya julio. Cuando no le da por llover y amargarte más la existencia, claro, con esa lluvia que parece estar producida por las juventudes del PSOE en algún sótano oscuro.

Recuerdo varios chupinazos con diluvio, que es un poco como ir a follar y darte cuenta de que no tienes condones... bueno, ni condones ni lugar para la coyunda, que por no tener ya no tienes ni coche.

A ver cómo vas a follar sobre la bici, sostenible pero insostenible para las cosas del querer, que el sillín es con suerte para uno, e incluso si eres un innovador, en un tándem la única práctica que puedes realizar es la llamada socialista, chuparle el culo al que tienes delante con la esperanza de que corra el escalafón y algún día seas tú al que se lo chupe un subordinado.

Hablando de socialismo, ¿a qué ha venido estos días Zapatero a Irroña? ¿Qué nuevas directrices le habrá trasladado a Txibite el rehabilitado por Sánchez embajador de la infamia, para que trague sin rechistar? Trágala, trágala... cómo hemos degenerado con la expresión desde que se la cantaban a Fernando VII para que aceptara la constitución de 1812. Entonces era contra un rey absoluto, ahora es contra una absoluta inútil

Trágala ya sólo significa que te vienen desde la sede central del PSOE en Ferraz o en su defecto de la bilbaína Sabinetxea del PeneUve y te dicen que por aquí... y Txibite dócil por aquí que va, sin reparar en gastos más allá del liviano que es coger el móvil y poner un guasap a Coronalzorriz para que desbarre desde la tribuna del parlamento, “as usual”.

Coronalzorriz, ataca, y Coronalzorriz ciego, como Ábalos un día de mitin tras una comida copiosa, se lanza contra... ¿contra quién se lanza Coronalzorriz siempre con esa virulencia desde los micrófonos? Pues no lo tengo muy claro a estas altura ni de la película ni del artículo, la verdad, pero que se lanza como un fanático de eso no hay duda.

Bueno, a lo que iba, que Zapatero se nos apareció en Irroña como el espectro del mal que es, con esa sonrisa que jamás concuerda con su mirada despiadada y le dio las nuevas directrices felonas para el nuevo curso a Txibite que los navarros iremos viendo a partir de septiembre.

La versión oficial es que quedaron para hablar sobre la salida de la pandemia, que ya os traduzco yo lo que significa realmente en idioma socialista: Navarra, con Txibite y esta gentucilla del psn, va a salir de rodillas. Y eso es todo.


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