• martes, 19 de marzo de 2024
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Opinión / Desde la década de 1990 realiza entrevistas para el periódico El Mundo.

El camión de la muerte... otra vez

Por Esther Esteban

Trisha O'Neill, una australiana que estaba sentada a unos metros donde un camión embistió contra los transeúntes que disfrutaban del mercadillo navideño de Berlín relató así a una televisión de su país la pesadilla que vivieron.

"Estábamos sentados detrás de un puesto tomando gluhwein (vino caliente) y de repente hubo una gran estampida y la gente saltaba por encima de mí. Solo vi un gigantesco camión negro que irrumpió en el mercado y arrolló a tanta gente, y después las luces se apagaron y todo estaba destruido", explicó. Había "sangre y cuerpos por todas partes", incluso de niños y de ancianos, añadió.

Un relato similar hizo después, a través de Twiter, Iñaki Ellakuria un joven estudiante vasco, que resultó herido en el atentado. Minutos antes la zona era un lugar muy transitado con un ambiente festivo propio de las fechas y en cuestión de segundos se convirtió en algo terrorífico con 12 muertos y al menos 48 heridos.

El atentado de Berlín tiene muchas similitudes con el ocurrido tiempo atrás en Niza donde otro "camión de la muerte" mató a 80 personas y dejó malheridas a un centenar. No hay reivindicación de momento, pero no hace mucho los teóricos de la yihad recomendaban como la mejor manera de evitar la filtración de sus macabros planes, el uso de lobos solitarios o "grupos autónomos muy pequeños" que pusieran en marcha "una yihad individual".

Aun no sabemos si el denominado Estado Islámico ha sido otra vez, el causante de esa orgía de sangre y dolor, pero sí sabemos que uno de los últimos vídeos que han colgado en la web recomendaba a sus acólitos "usar todo lo que se tenga a mano para causar terror". La imagen de ese nuevo camión de la muerte -que se ha llevado por delante la vida de 12 personas y dejado 48 heridos- entre ellos un ciudadano español, desgraciadamente no nos es ajena.

Muchos inocentes fueron asesinados a manos de ETA con sus mortíferos coches bomba y dejaron también en nuestro país un sombrío paisaje de terror, sangre, y desolación. Aquí como allí, se ha asesinado brutalmente, utilizando como excusa la política o la religión ¡que más da!, pero es solo eso una miserable excusa para captar a incautos o malvados.

El mercadillo navideño de Berlín o paseo de los ingleses en Nizano eran un campo de batalla sino un lugar de celebración navideña de las familias, un paseo marítimo y un lugar muy turístico.

El hecho de que el autor de la masacre en Alemania hubiera podido entrar en el país como refugiado ha abierto una espita al populismo de extrema derecha que aprovecha cualquier ocasión para lanzar sus discursos xenófobos, que dan la excusa perfecta a los terroristas.. No es un refugiado, es un terrorista camuflado como refugiado, que es diferente y en eso no hay que tener dudas.

Esta fórmula terrorífica del atropello como ataque no es algo novedoso, apareció ya en la revista Inspire en el año 2010, antes de que el IS le hiciera sombra a la organización que por aquel entonces lideraba Osama Bin Laden. "Le damos a nuestros lectores sugerencias de como llevar a cabo la yihad individual. Aquí una idea de como un musulmán podría hacerla. Es una idea sencilla y no requiere mucha preparación.

Todo lo que se necesita es la voluntad de dar la vida por Alá", reseñaba el artículo del que se hacían eco hace algún tiempo los periódicos españoles. "La idea es usar una camioneta como si fuera una cortadora de césped, no para segar la hierba sino para acribillar a los enemigos de Alá", apunta el texto que recomendaba elegir "los lugares más concurridos" y llevar armas si se tienen al alcance porque "hay algunos espacios que son cerrados a los vehículos en determinados momentos por la concentración de personas", subrayaba el texto.

A medida que avance la investigación tendremos respuestas a nuestras preguntas, pero lo cierto como he comentado en otras ocasiones, es que estamos en una guerra cruenta muy difícil de batallar porque no tiene fronteras, ni ejércitos, ni objetivos precisos y porque todos somos enemigos de unos asesinos que se regocijan matando en nombre de un Dios inexistente y despiadado que es en realidad una excusa para la sumisión y el adoctrinamiento de gente pusilánime, para llevar a un grado máximo la maldad humana.

Lo de Berlín ha sido un escenario dantesco que lo, que pretende, una vez más, es el amedrentamiento, sembrar el miedo y que ese miedo nos paralice. No es casual que el objetivo tenga que ver con la Navidad y nuestra forma de celebrarla porque el objetivo es Europa, Occidente y todo lo que nuestra cultura representa en términos de democracia y libertad.

Son asesinos, fanáticos que han vuelto a provocar una carnicería. Nadie está a salvo y por eso aunque nos tiemblen las piernas y se nos rompa el corazón por lo vivido y sufrido, no podemos hacer dejación en la defensa de nuestros valores de libertad, igualdad y solidaridad, esos que hemos sabido construir a lo largo de la historia y debemos defender cueste lo que cueste. Si unos caen otros cogeremos el testigo porque ni nos arrodillamos, ni van a derrotarnos.


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El camión de la muerte... otra vez