• lunes, 20 de mayo de 2024
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Blog / Cartas al director

En Navarra ya no invierte nadie gracias a Chivite

Por La voz de los lectores

Carta enviada por Carlos Jiménez Ruiz, presidente de Nuevas Generaciones de Navarra

La presidenta de Navarra, María Chivite en una visita a un campo de molinos de viento. GOBIERNO DE NAVARRA
La presidenta de Navarra, María Chivite en una visita a un campo de molinos de viento. GOBIERNO DE NAVARRA

Navarra, históricamente reconocida por su robustez industrial y su dinamismo económico, especialmente a finales del siglo XX y principios del XXI, enfrenta hoy un panorama ciertamente desalentador, marcado por un retroceso económico que se ha ido agudizando en los últimos años. Este declive no es producto del azar, sino de una serie de decisiones políticas y estratégicas cuestionables, principalmente atribuibles a la gestión del Partido Socialista de Navarra, Geroa Bai y las confluencias de Podemos/Izquierda Unida, ahora envueltas en la marca Contigo. Todo esto apoyado por EH Bildu desde, ¿fuera?. El análisis de este fenómeno requiere una revisión crítica de varios indicadores que analizaré en las siguientes líneas.

Hace unos días, en el diario Expansión, destacaban los datos de inversión extranjera por Comunidad Autónoma de 2023. Navarra aparece como la tercera región que menos inversión extranjera recibió, con una cifra que apenas alcanzó los 7 millones de euros. Esta cantidad resulta irrisoria, especialmente cuando se contrasta con las inversiones recibidas en regiones como Castilla-La Mancha (292 millones de euros), Murcia (476 millones) y Extremadura (101 millones), territorios históricamente con menos potencial industrial que Navarra y con unos indicadores menores de desarrollo. Esta situación evidencia una notable pérdida de atractivo de Navarra ante los ojos de los inversores extranjeros, cuyas preferencias se han desplazado hacia otras regiones que, aparentemente, ofrecen mejores condiciones y oportunidades de negocio.

Otro dato, que refleja la magnitud del problema, es la caída de Navarra en el ranking de PIB de las regiones europeas según Eurostat. Navarra ocupaba la posición 85 entre 243 regiones en 2022, lo que representa una caída de 45 puestos en 15 años, descendiendo desde la posición 40 que ostentaba en 2007. Este desplome no solo es un indicador de la regresión económica de Navarra sino que también subraya el progreso de otras regiones europeas que han sabido adaptarse y superar los desafíos contemporáneos con mayor eficacia.

Además, la falta de infraestructuras clave es otro de los lastres para el desarrollo económico de Navarra. El estancamiento del proyecto del tren de alta velocidad (TAV) es emblemático de esta situación. La reciente afirmación del ministro de Transportes, Óscar Puente, acerca de la importancia de que llegue el TAV a otras regiones de España, sin mencionar Navarra, evidencia la falta de compromiso y visión de futuro por parte del socialismo nacional.

Esto se ve exacerbado por una estrategia deliberada de la señora Chivite, que tiene como objetivo frenar el proyecto para no contrariar los intereses de su socio, Bildu. Además, también podemos añadir a este respecto, la afirmación realizada por un parlamentario de Contigo en la que refleja las prioridades de este partido, que forma parte del gobierno, destacando la importancia de que los jóvenes navarros puedan tomar un tren a las cinco de la mañana desde Tafalla hacia la Ribera los sábados, sobre la necesidad de desarrollar infraestructuras esenciales como el tren de alta velocidad y sus implicaciones.

La carencia de infraestructuras críticas no solo limita la capacidad de Navarra para integrarse de manera eficiente en el tejido económico y logístico de España y de Europa, sino que también desincentiva la inversión, tanto nacional como extranjera.

Por último, me parece importante resaltar la elevada presión fiscal que soportan los navarros, a pesar de la capacidad de gestión autónoma de nuestros impuestos a través del Convenio Económico. Dicha presión fiscal se presenta como una barrera significativa para el desarrollo de una economía fuerte y competitiva. La carga impositiva merma la capacidad de ahorro de los ciudadanos y la competitividad de las empresas, dificultando la atracción de nuevas inversiones y el crecimiento económico que necesita Navarra.

Han pasado muchos años desde que en Navarra no se ha anunciado la implantación de un proyecto industrial o tecnológico de envergadura, que sirva como estímulo y catalizador para la creación de nuevos proyectos auxiliares, atrayendo inversiones y generando empleo. Debemos preguntarnos si actualmente Navarra presenta condiciones propicias para la inversión de negocios.  Los datos más actuales y las manifestaciones realizadas por la clase empresarial indican que la respuesta es negativa.

Ante los desafíos que Navarra enfrenta actualmente, es imperativo solicitar al gobierno foral un replanteamiento urgente de sus políticas económicas y estratégicas. Es crucial establecer un entorno más propicio para la inversión empresarial, que pueda revertir la tendencia actual y recuperar la posición de Navarra como una región industrial líder.

Es esencial que este cambio de rumbo se realice con una visión a largo plazo, poniendo en primer lugar el progreso económico de Navarra y el bienestar de sus ciudadanos antes que determinados posicionamientos ideológicos y políticos de conveniencia. Sólo a través de un marco favorable y una gestión estratégica, podremos generar un clima de confianza que propicie el crecimiento económico que tanto necesitamos. Es tiempo de actuar decididamente por el futuro de Navarra.

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