Eran las 3:45 de esta madrugada pasada. No había prácticamente circulación en Pamplona. Un coche se detiene en el semáforo de la Avenida de la Paz de Pamplona, justo antes de enfilar la Avenida del Ejército.
Hasta ahí, todo normal, si no fuera porque el semáforo se pone en verde, y el vehículo no se pone en marcha. Vuelve a ponerse en rojo, y ahí sigue el vehículo. El disco se pone verde de nuevo, y el conductor del coche ni se inmuta.
A estas alturas, en el centro de control de tráfico de la Policía Municipal de Pamplona ya se han percatado de que algo raro pasa. Lo han visto en las cámaras de control del Ayuntamiento, de manera que avisan a un coche patrulla para que acuda al lugar.
- Caballero, ¿se encuentra usted bien?
Le preguntan a través del cristal. El conductor entre sorprendido y asustado, dice que sí, que se encuentra bien.
- ¡Baje la ventanilla, por favor!
El conductor obedece y los agentes se percatan que por los gestos, los movimientos y el olor que desprendía, podría estar conduciendo influenciado por la ingesta del alcohol.
- ¡Salga del coche, por favor!
Los agentes le someten a la pertinente prueba de alcohol y... no hay sorpresa. Ofrece un resultado "de bajada" de 0,77 mg por litro de aire expirado, una tasa que multiplica por tres el límite legal permitido.
El conductor ha sido denunciado por un delito contra la seguridad del tráfico, por lo que se le ha entregado una citación judicial para un juicio rápido.
