Hay algunos que se creen el mismísimo Emerson Fitipaldi y que las carreteras navarras son el circuito de Le Mans. Solo así se explica que un radar móvil de la Policía Foral haya cazado a un conductor que circulaba hacia Pamplona a la velocidad de un Ferrari. El problema no es tanto que el quiera correr, como las consecuencias que pudiera tener cualquier percance a esa velocidad. Si la carretera fuera suya, no habría problema. Pero es que no lo es, y a esas horas, la vía estaba repleta de vehículos que regresaban a Pamplona después de una jornada de trabajo.
La Policía Foral estaba apostada con el radar móvil en uno de los arcenes de la A-12 cuando saltó la foto. Los agentes prácticamente no se podían creer lo que las cámaras habían captado.
Se trataba de una furgoneta, un vehículo más alto que un turismo y con mayor riesgo de vuelco, que había hecho saltar el dispositivo y que marcaba la increíble velocidad de 191 kilómetros por hora.
No sólo eso, sino que en la fotografía se advierte como en el momento en el que salta el radar, como se ve en los pilotos traseros de la furgoneta, el conductor tiene pisado el freno, de lo que se deduce que instantes antes de ser cazado por la patrulla con el radar móvil, circulaba a una velocidad mayor.
No hace falta decir que el conductor fue sancionado, pero sí remarcar que la velocidad máxima permitida en el punto en el que fue cazado era de 100 kilómetros por hora, por lo que circulaba casi al doble de lo legal.
En este sentido, y junto a la sanción administrativa, se le ha entregado al conductor una citación judicial para que le explique al juez en un juicio rápido (puesto que constituye un delito contra la seguridad vial) a dónde iba con tanta prisa.
