Llevan prácticamente un siglo y medio en Pamplona, en la avenida de Guipúzcoa, procurando asilo a nuestros ancianos más necesitados. Las Hermanitas de los Pobres sacan adelante una labor social inmensa y muchas veces no del todo considerada. Ahora atraviesan un momento de dificultad y hacen un llamamiento a la sociedad pamplonesa y navarra.
Y es que el incremento de los costes de la vida les ha puesto en un brete. Así lo reconoce la Madre Superiora, Rosa León Sepúlveda, que explica que el precio de la energía se ha disparado y las facturas de la luz son ahora mucho más importantes que hace unos años. "No podemos tener a los ancianos sin aire acondicionado, y las facturas de este verano han sido tremendas, y no podemos pagarlas" explica.
Asimismo, señala que "hemos tenido que suplir las vacaciones de verano del personal de la residencia con más más contrataciones y ahora estamos en un momento de dificultad importante; lo estamos pasando mal". En este sentido explica que la residencia se sostiene con las donaciones que perciben "y en los últimos años, sobre todo después de la pandemia, hemos notado que han bajado muchísimo".
En la actualidad, en las Hermanitas de los Pobres trabajan 35 profesionales, a los que se suman 11 hermanas. Entre todos cubren los tres turnos de atención a 55 personas mayores que viven en la residencia. "tratamos de ser fieles a las enseñanzas de nuestra fundadora, Santa Juana Jugan, y sólo admitimos a ancianos sin recursos", apunta la superiora. Así pues, aclara que su misión es "ejercer la hospitalidad con los ancianos necesitados", por eso la mayor parte de los residentes cobran la pensión mínima de la Seguridad Social, de manera que "su aportación mensual normalmente no cubre los gastos y tenemos que recurrir a donaciones".
La crisis que atraviesan la están notando también en la cesta de la compra. "Recibimos casi todo el producto para la manutención de los ancianos del Banco de Alimentos" y aunque la mayoría de los productos frescos también proceden de donaciones, "en alguna ocasión tenemos que salir a comprar y lo estamos notando".
Hace unos años vivieron una situación similar y la sociedad pamplonesa "respondió a las mil maravillas". Recibieron donaciones importantes, algunas por encima de los 2.000 euros, y pudieron hacer frente a una situación similar con los gastos de mantenimiento del edificio.
Y ahora sucede exactamente lo mismo. Por eso hacen una llamamiento de auxilio "a la bondad y caridad" de los navarros. "Cualquier ayuda, por pequeña que sea, nos va a venir muy bien y nosotras la agradeceremos de todo corazón", apunta Rosa,
Las Hermanitas de los Pobres tienen en la entrada de la residencia un buzón en el que los pamploneses depositan sus donativos. Es el medio más rápido y más directo para hacerles llegar la caridad 'en efectivo', aunque también disponen de medios más modernos, como el de la transferencia bancaria a la cuenta ES62 2100 9161 45 2100020177, o través de Bizum en el número 06572.
Asimismo, disponen de un documento de domiciliación con la aportación mensual, trimestral o anual de la cantidad que cada ciudadano quiera hacer, con su correspondiente certificado de deducción fiscal en la declaración de la renta.
Las Hermanitas de los Pobres han ayudado a muchos miles de ancianos de Pamplona de forma totalmente desinteresada desde que se establecieran en la capital navarra a finales del siglo XIX. Siempre de la mano de la solidaridad de la sociedad que les rodea, así como de sus benefactores, empresas e instituciones. Hoy ellas necesitan, para seguir desarrollando su labor, el empuje de todos.
