La restauración del Palacio de Olza así como una gestión de éxito para el mantenimiento de este edificio singular ha recibido el reconocimiento de la Fundación de Casas Históricas y Singulares de España. Esta organización engloba a los gestores y dueños de propiedades históricas que trabajan para conseguir arreglar y mantener estos inmuebles y que a la vez sirvan como fuente de riqueza. La ceremonia de entrega de estos prestigiosos premios fue celebrada en Madrid recientemente.
En ella, el presidente de la Fundación, Javier Bahamonde, señaló la "responsabilidad de no dejar caer y de arreglar estos edificios, de cuyo trabajo se beneficia la comunidad, no sólo la de ahora sino la de varias generaciones". El premiado Palacio de Olza es un inmueble original del siglo XV cuyo estado de conservación fue bueno hasta su abandono a mediados del siglo XX. Carlos Mencos, actual propietario, planteó una restauración para convertirlo en una casa rural para grupos familiares grandes. “Así -explicó Mencosel edificio recupera su función de hogar, siendo utilizado por numerosos grupos que viven en un palacio de quinientos años pero con los servicios del siglo XXI”.
El proceso de restauración giró en torno a tres ejes. El primero, “preservar el palacio para que se mantuviera el edificio como había permanecido en sus cinco siglos historia, sin suprimir partes ni dividirlo en viviendas independientes y sin añadir otras edificaciones, conservando así su valor histórico”.
Por otra parte, debía mantener su esencia: “Un edificio para ser habitado por una familia. No había que reconvertir el palacio en oficinas administrativas, ni sala de cultura, ni museo. Deseábamos que familias del siglo XXI pudieran vivir en un palacio del XV” En último lugar, “la intervención tendría la finalidad de crear un negocio que pudiera sufragar los costes del palacio e ir pagando la obra de restauración”.
Verónica Quintanilla, arquitecta coordinadora de la restauración, subrayó que los criterios de intervención seguidos fueron “los de máximo respeto al edificio, sobre todo a su imagen exterior, dominando el valle de la Cendea de Olza y presente siempre en el imaginario colectivo de los habitantes de la Cendea”.
Para la arquitecta, “toda la intervención pone en valor el edificio. Cuando cada material de pavimento, techo, particiones, se encuentra con los muros históricos del palacio crea una zona de respeto, como no queriendo tocarlo si no es con delicadeza, con la sensibilidad suficiente de aquél que se acerca a algo de gran valor, que le trasciende y sólo quiere tratarlo con suavidad y cuidado”.
El Palacio de Olza es un edificio medieval comenzado a construir a finales del siglo XV y ampliado a lo largo del siglo XVI. El inmueble consta de un cuerpo central con una torre a cada lado. La torre oeste es la más antigua, de finales del siglo XV, probablemente defensiva. A ésta se le añadió un cuerpo noble (comienzo del siglo XVI), para terminar rematado por otra torre (probablemente ejecutada durante el siglo XVI).
Actualmente es una Vivienda Turística Rural de alquiler íntegro, para un único grupo, para un máximo de 31 personas, lo que la convierte en una de las viviendas de alquiler de mayor capacidad del norte de España.
