En Navarra hay miles de secretos en todos sus rincones que son de valioso patrimonio histórico. También, cuenta con espacios naturales únicos que merecen la pena visitar al menos una vez.
Quizás dos de los más famosos son la Selva de Irati o las Bardenas Reales de Tudela, pero hay municipios navarros que también esconden secretos y maravillas naturales.
Cerca de Pamplona se encuentra Arraiz-Orquín, un concejo del Valle de la Ulzama que incluye las localidades de Arraiz y Orquín a 20 kilómetros de la capital y con apenas 200 habitantes. Su acceso por la N-121-A es sencillo y se encuentra muy cerca del Puerto de Belate.
Arraiz-Orquín tiene una situación estratégica, en una ruta que comunica los pasos occidentales de vía Maya y Otsondo y cierra el estrecho que constituyen dos peñas las dos peñas de Arizerte y San Gregorio, paso obligado de la caza. Por eso, este municipio navarro conserva un tesoro a sus alrededores.
En concreto, se encuentra la cueva de Abauntz, donde en 2009, un equipo de la investigación de la Universidad de Zaragoza descubrió en una de las piedras un mapa que databa de hace 13.660 años, siendo el plano más antiguo de Europa occidental.
Entre lo que se encontró había un yacimiento prehistórico con restos humanos y cerámica de la edad de bronce. Entre todas estas cosas destaca el mapa de Abauntz, un canto rodado de piedra datado en el 9.815 a.C. En su superficie hay representaciones grabadas que siguen patrones del arte paleolítico de estilo franco-cantábrico.
Tal y como explicó el equipo que investigó este hallazgo de la Universidad de Zaragoza y encabezado por la arqueóloga Pilar Utrilla, se trata de una representación excepcional en Europa occidental, tanto por su antigüedades como por sus recursos técnicos empleados. En él se reconocen los accidentes geográficos más llamativos de la zona, identificables también hoy en día: la garganta entre la gruta y el monte San Gregorio, el arroyo Zalzadáin con los vados y zonas encharcadas durante la primavera, etc. Hay además dos rebaños de cabras localizados a ambos lados del río.
Esta representación se combina con grabados de animales a gran escala, entre los que resaltan un gran ciervo bramando, varias ciervas y un antropomorfo, quizás una escena de berrea. Mucha de la materia proveniente de esta cueva está expuesto y catalogado en el Museo de Navarra.
En la web del concejo de Arraiz-Orquín cuenta también un mito del lugar que la cueva sirvió más tarde como casa de brujas. “Al parecer había un pastor de Arraiz, que llevaba todos los días leche de oveja a las brujas que habitaban la cueva, pero un día tuvo la ocurrencia de mezclar dicha leche con gran cantidad de excrementos de oveja, lo que dio motivo al enfado y enojo de las lamías. Éstas, vista la afrenta cometida por el pastor, le siguieron esa misma noche con intención de atraparle, pero afortunadamente para el pastor, sonaron las doce campanadas de medianoche en el reloj de la iglesia de Arraiz, y las lamías se volvieron a su cueva sin lograr atraparle, librándose así el pastor de un severo castigo. No obstante, sí tuvieron tiempo para maldecirle y jurarle que en su casa nunca faltarían las desgracias".
En cuanto al pueblo navarro, Arraiz-Orquín tiene mucho que ofrecer. Cuenta con algunas casonas hermosas típicas de la arquitectura popular vasco-navarra, varias de ellas catalogadas por la institución foral Príncipe de Viana.
Arraiz-Orquín ha sido un pueblo que se ha dedicado a la ganadería, principalmente a la explotación de vacas de leche. Por eso, existen tres casonas de tres plantas, que se utilizaban como cuadra o estable, vivienda y almacén de comida para el ganado.
Las fiestas patronales las celebran el 15 de agosto, el día de la Asunción, pero también a lo largo del año celebran otras festividades que son importantes para el municipio navarro.
También, tanto en el pueblo navarro como alrededor hay opciones de alojamiento. En concreto, te puedes alojar en la Casa Rural Albirena, en las Ventas de la Ulzama o en la Venta Juan Simón.
