• sábado, 27 de abril de 2024
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FIESTAS

El bar de un minúsculo pueblo de Navarra que arrasa con el pincho pote: "Vendemos 600 en una tarde"

El restaurante de las piscinas es el único lugar de reunión para una localidad que no llega a los 90 habitantes.

Ainara e Iñaki Murugarren sostienen bandejas con pinchos en el bar de Abáigar. Navarra.com
Ainara e Iñaki Murugarren sostienen bandejas con pinchos en el bar de Abáigar. Navarra.com

Los bares de los pueblos de Navarra se las ingenian para conseguir clientes y sacar provecho en la época veraniega. Hay que llenar el zurrón ya que a partir de octubre llegará la época más difícil, con mucha menos afluencia de turistas y visitantes.

En las localidades pequeñas hay que darle más vueltas a la cabeza para que el bar se llene, si es que hay un bar. En el caso de Legaria, en Tierra Estella, han sufrido para que un grupo de chicas se hiciera cargo del local y no se cerrara.

Una situación muy similar a la de Abáigar, protagonista de esta historia, que tiene la suerte de contar con Iñaki Murugarren Muneta, que gestiona la casa rural 'Casa Lucía' y además gestiona las piscinas con el único bar de la localidad.

Selección de pinchos en el bar de Abáigar. Navarra.com
Selección de pinchos en el bar de Abáigar. Navarra.com

En el primer pueblo del abecedario navarro, Iñaki Murugarren se ha agarrado a la nueva costumbre del picho porte y todos los viernes por la tarde prepara cientos de ellos desde dos horas antes para colocarlos en la barra. Según los vende saca más y tiene la barra llena de clientes. Una locura.

"Yo soy de Legaria y ahora vivo en Abáigar, pero antes he vivido 20 años en San Sebastián. Cogí primero el bar del Legaria y luego el de Ancín. Se quedó libre el bar de Abáigar hace nueve años cuando lo dejaron libre unos ecuatorianos y me decidí", asegura a Navarra.com.

"Cuesta un poquito empezar y hacerse con la gente pero cada vez vamos a más. Los viernes hay un ambiente terrible. Los preparamos desde las 5 y para las 7 de la tarde está la barra llena. Los vendemos a un euro el pincho", señala Iñaki.

"Según se comen reponemos y lo vendemos todo. Preparamos 500 o 600 pinchos todos los viernes y se los comen en una tarde. Llega el boom de la gente y se lo comen todo. Algunos pinchos no llegan casi ni a la barra".

Bandejas con pinchos en el bar de Abáigar. navarra.com
Bandejas con pinchos en el bar de Abáigar. navarra.com

Además del pincho pote su bar tiene otros atractivos: "Hago comidas y cenas solo por encargo. No tengo menú. Me apaño y últimamente he cogido a dos chicas para la cocina y la barra, y nos apañamos bastante bien".

El bar está dentro de las instalaciones de la piscina municipal, algo muy común en los pueblos de Navarra que cobra más sentido todavía si cabe durante el verano: "La piscina es el verano nada más, julio y agosto, con una colonia de chavales en el pueblo. La gente del pueblo y alrededores viene por las tardes y en fiestas es el centro de reunión para todos", asegura.

Por su parte, el otro negocio que lleva en el pueblo, la casa rural 'Casa Lucía', ha recuperado el funcionamiento perdido durante la pandemia: "Desde la pandemia ha vuelto a salir el turismo y tengo todo lleno para el verano. Hay siete habitaciones y tengo sitio para 20 personas. Vienen de todo el mundo. Alemanes, franceses, holandeses, australianos, americanos, y nacionales de Madrid, Barcelona y País Vasco".

Compró la casa rural en 2003 y la rehabilitó con la intención de vivir aquí y alquilar las habitaciones: "Me voy apañando. Por la mañana doy los desayunos y a partir de las 11 horas subo al bar del pueblo".

Platos de pinchos en el bar de Abáigar. Navarra.com
Platos de pinchos en el bar de Abáigar. Navarra.com

Con 61 años de edad aún no ve la jubilación cerca: "Todavía me quedan seis o siete años hasta que termine de pagar la hipoteca", concluye Iñaki Murugarren.

Algunos vecinos de Abáigar como el exalcalde Jesús Guinea nos han explicado que las piscinas y el bar de la localidad tienen más de 50 años de vida y fueron las primeras que se hicieron en toda la zona.

Fue idea de unos amigos de Oñate a los que les gustó el pueblo. Construyeron varios chalets y una piscina con bar en los años 70 del pasado siglo, que gestionaron durante unos años hasta que las cedieron al pueblo.

Son unas instalaciones que siguen dando mucha vida a una localidad pequeña como Abáigar en Tierra Estella. Las fiestas patronales se celebran el segundo fin de semana de agosto y reúnen a muchos vecinos y familiares en un ambiente muy cercano.


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