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PAMPLONA

Una tienda singular en la que perderse: así es este rincón donde lo nuevo y lo antiguo 'decoran' Pamplona

'Potsdam' es un espacio donde el cliente tiene que ir a pasear, relajarse y perderse entre todo los objetos que la forman.

Tienda de muebles recuperados y decoración 'Postdam', en la calle Santa Marta en el barrio de La Milagrosa de Pamplona (18). IÑIGO ALZUGARAY
Tienda de muebles recuperados y decoración 'Potsdam', en la calle Santa Marta en el barrio de La Milagrosa de Pamplona . IÑIGO ALZUGARAY

Tener tiempo y ganas de perderse. Posiblemente estas dos sean las cualidades necesarias para sumergirse en un espacio como 'Potsdam'. Un lugar en Pamplona, en la calle Santa Marta número 6, donde los objetos nuevos y recuperados conviven.

"Aquí no se puede venir con prisa, como mínimo hay que estar veinte o treinta minutos. Es un espacio para pasear y relejarse", de esta manera su dueño, Juan Frauca, define el local.

Y tiene razón. Lo primero que observa alguien al entrar en 'Potsdam' es una multitud de objetos de todo tipo. Desde sofás a cuadros, bicicletas o diversos objetos de decoración. Prácticamente todo tiene cabida allí, de ahí que en la tienda haya miles de referencias.

El truco consiste en renovarse, que cada día haya algo nuevo en la tienda y como dice su dueño "la idea es rotar, que las piezas duren poco y rotar el material".

DE ABOGADO A 'POTSDAM'

La tienda ya existía antes de que Juan llegara. De hecho, el actual dueño en su día fue un cliente habitual. "Llegué aquí hace cinco años, venía mucho porque me gustaba la decoración y me enteré que el antiguo dueño la quería traspasar".

De esta manera, a través de una afición, cambió la vida de Frauca. "De formación soy abogado, me he dedicado durante 25 años a ello. Pero un día me metí en la cama y pensé: ¿y por qué no? Al día siguiente vine, hablé con él y llegamos a un acuerdo".

Interior de la tienda Potsdam. ALZUGARAY

El propio dueño señala que nunca se imaginó dedicarse a esto pero la apuesta no le ha salido mal. No alteró muchas cosas, mantuvo la esencia que ya estaba en 'Potsdam', de hecho ni cambió el nombre de la tienda.

"Quizá antes era un poco más 'friki', había cosas más extrañas. La idea fundamental sigue siendo la misma: decoración en la que mezclamos elementos nuevos y recuperados. Trato de comprar piezas que yo pondría en mi casa", indica.

Gestionar una tienda es complicado y más aún cuando la lleva una persona sola, como es el caso del pamplonés. "El final de mes llega antes y los números son otros, pero a nivel vital el cambio ha sido positivo. Llevar una tienda no es fácil y estás muy atado, pero lo estás a algo que te gusta", añade. 

UNA LOCALIZACIÓN PECULIAR

'Potsdam' es una tienda peculiar. No solamente por la clase de objetos que vende, si no porque se trata de un espacio que no se ajusta a cualquier rincón del centro de Pamplona.

"Es evidente que me gustaría estar en Carlos III, por ejemplo, pero no podría encontrar un local de 300 metros como este, con su altura y alma", afirma Frauca.

El dueño, Juan Frauca, durante la entrevista. ALZUGARAY

Un negocio de este tipo vive de márgenes justos de beneficios, no es fácil sacarle provecho a sus productos. "Hemos barajado la opción de ir a otro sitio, pero al final haces números y no te da", remarca. 

El boca a boca hace el resto: son los propios clientes quienes van recomendando el sitio y acuden hasta allí.

LAS REDES SOCIALES COMO PUNTO DE VENTA

Es evidente la relevancia que tienen a día de hoy las redes sociales, lo han cambiado todo en nuestro día a día. Incluso a un negocio, aparentemente tan tradicional como las antigüedades y objetos restaurados, le dan un valor añadido.

"Las redes sociales tienen una importancia terrible. Por suerte este espacio es muy fotografiable y esto ayuda a la hora de posicionarse en Facebook o Instagram", indica.

Frauca publica todos los días alguna foto con los objetos nuevos que llegan a su tienda y a través de las redes sociales contactan con él para interesarse por ellos, incluso a horas en las que debería estar descansando en casa.

"Soy esclavo del móvil, estoy de madrugada respondiendo dudas. Pero se trata de una manera de vender que si no no accedería a ella, es algo económico y que la gente joven utiliza mucho", añade.

De esta manera, han podido acudir hasta su espacio en Pamplona diferentes clientes de San Sebastián o Vitoria, ese es el poder de las redes sociales. 

UN PERFIL DE CLIENTE VARIADO

Muchos de los clientes de la tienda es gente que está decorando sus casas, pero también aquellos que buscan detalles y objetos pequeños. "Como todos los días tengo cosas nuevas, hay asiduos que vienen todos los meses", resalta.

La labor complicada de Frauca reside cuando los clientes son quienes le piden algo concreto: "me puedes pedir un tipo de sofá y quizá no encuentro uno así hasta dentro de un año. Me puedo volver loco con los sueños de cada uno (ríe)'.

Interior de la tienda Potsdam. ALZUGARAY

Los particulares son los que llaman a 'Potsdam' a la hora de vende un objeto, pero muy pocas piezas son seleccionadas para la tienda. El propio dueño señala que ni el 5% de las cosas para las que le llaman se las queda.

Otra fuente de ingresos está en las ferias. El problema de las ferias es el escaso margen que suele haber en sus precios, no terminan de generar el beneficio suficiente entre la compra y su posterior venta.

ENTRE PRODUCTOS NUEVOS Y RECUPERADOS

En la propia tienda hay también un taller donde Juan arregla los objetos para su posterior puesta en venta. "Cada vez uso menos el taller, trato de poner las cosas a la venta como están ya que no tengo tiempo para hacerlo", señala.

Con esta clase de objetos nunca se sabe, lo que uno cree que se venderá rápido puede estar meses y la cosa más tonta puede llegar a venderse el mismo día. Esa es la magia.

"El volumen de venta será del 70% de cosas nuevas y el 30% recuperadas. Lo recuperado tiene un componente especial por los recuerdos que suscita, pero lo que la gente suele comprar son cosas nuevas", indica.

Lo que sí parece tener los días contados son las antigüedades como tal, muebles de hace varias décadas que la gente ya no consume. El propio Frauca dice que lo 'retro' o 'vintage' de los años 60-70 sí se vende, pero cosas seleccionadas.

Interior de la tienda Potsdam. ALZUGARAY

Uno de los aspectos curiosos de 'Potsdam' es que el cliente tiene la posibilidad de llevarse unas sillas, mesas o lo que desee a casa para ver qué tal queda con su propia decoración.

"Dejamos que la gente se lleve las cosas a casa, así viven unos días con ellas y deciden. En esta tienda pega todo pero quizá luego en casa no. No hay fianzas ni nada, en cinco años ninguna persona me ha fallado", concluye.

Además de clientes particulares, hasta la calle Santa Marta se han dirigido fotógrafos o productores de cine para llevarse material como decorado. Todo y todos tienen cabida en 'Potsdam'.


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