El matrimonio formado por Mirentxu Gárate Agueros y Javier Gulina Aznárez, además del empleado José Ángel Ayerra Bastero viven sus últimos días de trabajo en la tienda Foto Studio Avenida desde 1985, ya que tiene previsto cerrar el 30 de diciembre.
Es un establecimiento que está situado en la avenida de Villava 51, en el barrio de la Chantrea en Pamplona. Está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como el obrador Cookie Life.
La tienda se dedica profesionalmente a sesiones de estudio, reportajes, fotos de carnet y enseñar a imprimir digitalmente sobre todo a las personas mayores que no están acostumbradas. En general a fotos, retoques, copiar fotos antiguas y montajes de fotos antiguas.
Mirentxu Gárate señala: "Llegó la hora de la jubilación para mi marido. Tiene los 65 y yo no voy a seguir. Ha llegado el día y ya cerramos. Eso que tenemos una muy buena clientela".
"Hemos aguantado 38 años y medio. 39 años haríamos el 1 de abril del año 2024, pero parece que la gente no está por la labor de seguir con el negocio", afirma Mirentxu.
Reconoce que es un trabajo que hay que seguirlo mucho: "Hay que estar muchas horas y no sé si los jóvenes están por la labor de estar muchas horas. Es algo que pasa en esta tienda y en cualquier otra tienda como pescaderías, carnicerías, panaderías, etc".
Una de las dificultades es que no hay relevo familiar: "Tenemos dos hijos trabajando en lo que han estudiado y no quieren. Todo tiene un principio y un fin. Eso que el negocio funciona. Desde el verano pusimos en las redes el traspaso de la tienda", asegura.
Cerrar después de 38 años les da pena "por la gente de la zona que son clientes de toda la vida. Hemos hecho bodas a padres, hijos y luego bautizos, comuniones... Hacemos álbumes, portarretratos, fotos de caseros en Navidad y trabajo hay. La gente que quiere imprime las fotos de forma digital y también les enseñamos a hacerlo", concluye Mirentxu.
Javier Gulina es la persona que abrió la tienda y ahora le pone el final: "Me jubilo y soy el que empecé en la tienda. La mujer vino al tiempo y luego José Ángel. Abrimos otra en Ansoáin y llegamos a estar siete un ocho personas trabajando", recuerda.
Es natural Satrústegui y viven en Ansoáin: "Estamos a gusto trabajando, pero queremos liberarnos un poco. Trabajas también sábados y tienes poco tiempo libre. No sé que haremos ahora. Disfrutar, hacer monte, gimnasia y actividades como viajar y ver cosas".
Los clientes de la tienda están tristes: "Nos dicen que les da mucha pena porque están acostumbrados a venir aquí y ahora tienen que buscar otras. Me imagino que la atención que recibirán será diferente".
"Nosotros no miramos el tiempo que atendemos a una persona aunque no sea rentable. La misma atención y la confianza que les damos nosotros no la van a tener. Será difícil".
El balance de estos casi 39 años "es muy satisfactorio. Hemos estado a gusto y ahora queremos tener tiempo para nosotros. Además, el rendimiento trabajando ya no es el mismo porque empezamos a fallar", concluye Javier Gulina señalándose a la cabeza.
