• lunes, 06 de mayo de 2024
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COMERCIO LOCAL

El desaparecido bar Manila en Pamplona, todo un clásico con los Enciso y 'El rápido' al frente

La fachada actual mantiene el nombre del establecimiento que abrió sus puertas hace casi 60 años en el centro de la capital.

Fachada del antiguo bar Manila en la calle Amaya 24 de Pamplona. Navarra.com
Fachada del antiguo bar Manila en la calle Amaya 24 de Pamplona. Navarra.com

El bar Manila de Pamplona se cerró en en el año 2014 después de casi 60 años en el mismo local de siempre, en la calle Amaya 24 del segundo Ensanche. Aún a día de hoy, nueve años más tarde, puede verse el rótulo con su nombre en la fachada del edificio.

Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso del histórico bar Cali o la pizzería Grosso Napoletano.

El bar Manila estuvo ligado desde su inicio y durante varias décadas a la familia Enciso de Lerín. Primero con José Enciso Moreno y sus hermanos Ángel y Antonio, y posteriormente el hijo de éste Roberto.

José Enciso es conocido, además, por ser el 'padre' de la pochada de Sesma. En 1981 el concejal Jesús Morrás le preguntó si tenía alguna idea para llenar un día de fiestas. Se comprometió a guisar una pochada para 700 personas, y hasta ahora.

Ángel Enciso abrió en Pamplona primero el bar Faris, en la calle Gorriti, y poco después el Manila en 1964, en la calle Amaya 24. En el año 1979 su inquietud hostelera le llevó a iniciar una nueva etapa con la apertura del asador Casa Ángel, en la calle Abejeras, que enseguida se convirtió en una referencia en Pamplona.

Merece la pena recordar a uno de los camareros históricos del bar Manila, Andrés Pulido Borrego. Comenzó su labor en el antiguo bar Santi, de donde le fichó una de las personas más importantes de su vida, Ángel Enciso, para llevárselo al bar Manila.

Allí estuvo 36 años, más de la mitad de su vida laboral, ligado a este histórico local de la pamplonesa calle Amaya, regentado después por el hermano de Ángel, Antonio Enciso, y su hijo Roberto. Los clientes del bar le llamaban el rápido por su celeridad para servir las consumiciones, sacar las cuentas siempre de cabeza y atender a los demás clientes a la vez.

En 2002 el propietario del bar Manila era Roberto Enciso con un menú de nueve euros, que subía a doce euros el fin de semana, en un local para cuarenta personas donde servía comidas y cenas, incluso durante el fin de semana.

Era un local de comida tradicional como los pimientos del piquillo, pimientos rellenos o jarretes de cordero, choricicos, riñones, menudicos de cordero, callos o morros de cerdo con mucho éxito. En cuanto a las carnes y pescados, lo más reclamado eran los platos a la plancha.

Los últimos en regentar el bar Manila fueron Lourdes y Roberto Eraso hasta 2014, ya que no llegaron a un acuerdo con el propietario, en un local conocido entonces por su gran variedad de pinchos.


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