• viernes, 26 de abril de 2024
  • Actualizado 14:43

Opinión / Ha trabajado en los principales medios de comunicación del país, desde Cadena SER o Cadena Cope, así como Telecinco, Canal Sur o Agencia OTR/Europa Press entre otros.

Hijos de un Dios mayor

Por Julia Navarro

Las intervenciones de los portavoces del bloque independentista en el pleno celebrado en el Parlamento catalán han sido desoladoras. Escuchando a unos y a otros parecía que lo que allí sucedía era un diálogo de sordos.

Cataluña tiene con el alma en un puño al resto de España. El desafío de Convergencia, Ezquerra, más la CUP, con la votación llevada a cabo en el Parlamento catalán para iniciar los pasos hacia la independencia supone un desafío sin paliativos contra el Estado de Derecho.

El Gobierno de Mariano Rajoy prefiere optar por la prudencia ante tamaño dislate, pero por más que la prudencia sea aconsejable el Estado no puede permanecer inerte ante una decisión del Parlamento catalán que supone abrir el camino hacia la secesión. También es más necesario que nunca que todos los partidos democráticos estén unidos frente al desafío de los independentistas catalanes. Susana Díaz, presidenta de Andalucía lo ha dicho claramente: los ciudadanos quieren que en este momento los partidos estén unidos y apoyen al Gobierno en los pasos que este tenga que dar. O sea que no vale eso de "sí, pero....".

Llegados a este punto hay que pedir a los partidos políticos que como el PSOE creen que con una reforma constitucional las aguas volverían a su cauce en Cataluña, que pregunten públicamente a los líderes secesionistas si estarían de acuerdo o no en explorar esa vía de la reforma constitucional. Y naturalmente habría que requerir a los dirigentes de Convergencia, Ezquerra y la CUP que dieran una respuesta meridianamente clara. Dos no se entienden si uno no quiere.

De manera que me parece urgente que sepamos de una vez por todas dónde está cada cual para que nadie se lleve a engaños.

Eso no opta para que sea necesaria una reforma de la Carta Magna para ponerla en hora con la España de hoy. Como ha dicho Inés Arrimadas, España hay que reformarla no romperla. Sin duda para reformar España hay que empezar por la Constitución.

De manera que ha llegado el momento de afrontar una reforma de la Constitución pero no solo para abordar la comodidad de Cataluña con el resto de España sino para dar respuesta a muchas de las demandas de la sociedad de hoy, por tanto es deseable que en la próxima legislatura los partidos, con sentido común y serenidad, sean capaces de abordar una reforma que habrá de hacerse por consenso de la misma manera que se elaboro la Constitución del 78.

Por lo demás estos días escuchamos un montón de tonterías. Yo si fuera catalana me ofendería escuchar a algunos líderes nacionales decir que a los catalanes hay que darles mucho cariño y decirles que se les quiere mucho en el resto de España. Cada vez que escucho esto pienso que a los catalanes les toman por gente infantiloide.

De la misma manera que me parece harto complicado que el resto de los españoles aceptemos que Cataluña es diferente al resto de las Comunidades. Todas las comunidades autónomas son ricas en Historia, y no hay una que tenga ni más ni menos historia que otra, pero es que además el devenir de la historia no puede dar más derechos a unos ciudadanos que a otros.

Cataluña cuenta con la mayor autonomía política y cultural que haya tenido nunca, y sus políticos podrán discutir aspectos como el de la necesidad de que se revise el sistema de financiación autonómica pero no quejarse de que quieren mayor autonomía cultural o lingüística porque la tienen toda.

De manera que me parece a mi que no se puede seguir jugando con las cartas marcadas. Me escandaliza quienes aseguran que hay muchos catalanes que han votado a las opciones independentistas no porque quieran la independencia de Cataluña sino para que esta Comunidad pueda negociar mejor con el Gobierno central a la hora de obtener beneficios. Si es así, si detrás de todo este drama hay sobre todo una actitud ventajista solo cabe decir que esa actitud es absolutamente despreciable.

No, los catalanes no son hijos de un Dios mayor, no son diferentes al resto de los españoles, no tienen ni más derechos ni menos. Por eso insisto que ya es hora de que sepamos todos donde estamos. La cuestión ahora no es solo repasar en que se ha equivocado el Gobierno Rajoy con su falta de propuestas o de acción política en Cataluña, la cuestión es saber si después de la votación de hoy en el Parlamento, Convergencia aún continua o no siendo un partido con el que se puede hablar y llegar a acuerdos que pasen por una reforma de la Constitución, que beneficie no solo a Cataluña sino a todos los españoles. Si aceptan esa reforma o no. Se trata de no engañarnos y de que nadie nos engañe prometiendo que el problema se acaba el día 20 de diciembre poniendo encima de la mesa una reforma de la Constitución.

Vaya por delante como he dejado escrito en las primera líneas que  la Constitución necesita una nueva puesta a punto y que esa reforma habrá que hacerla, pero sin que nadie nos prometa que con la reforma se acaba el problema, porque esa es una respuesta que solo la puede dar Convergencia. Quedamos a la espera.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Hijos de un Dios mayor