• viernes, 26 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

Opinión / Sabatinas

Tontos del bote

Por Fermín Mínguez

“El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas” esto decía Bertrand Rusell, que si muriendo en 1970 tuvo tiempo de darse cuenta, no sé qué estaría diciendo ahora, angelico.

El tendero Apu atiende a Bart Simpson en un capítulo de la serie de animación
El tendero Apu atiende a Bart Simpson en un capítulo de la serie de animación.

La verdad es que las personas categóricas, aquellas que hablan creyendo estar en posesión de la verdad, siempre me han dado bastante pereza, pero últimamente lo que me dan es miedo, y bastante. Que puede ser que lo de dudar y cuestionarse, que considero que es una muestra de inteligencia, de querer saber más o de contrastar lo que se piensa solo sea una muestra de debilidad tremenda y lo que hay que hacer es tomar una decisión y vocearla, vocearla muy alto para acallar las demás opiniones o escuchar las propias dudas. O puede ser que Mr. Rusell tenga razón y lo que pasa es que estamos rodeados de estúpidos y de tontos del bote, sobre todo tontos del bote.

Leía hace un par de semanas que los Simpson, la serie de televisión, va a retirar el personaje de Apu, el tendero indio de origen bengalí porque representa unos estereotipos racistas y daña la imagen de los inmigrantes asiáticos en EEUU. Supongo que es más importante luchar por la imagen que da un dibujo animado que por las políticas de inmigración actuales que van a impedir que haya más inmigrantes asiáticos entrando en el país. Muy bien. Muy seguros de todo oigan.

La historia viene porque en un documental titulado “El problema de Apu” producido por un cómico indio, se criticaba la mala influencia del personaje sobre el estereotipo de inmigrante hindú y que no había evolucionado nada en 30 años. Esto tiene mucho sentido y han aparecido palmeros y opinadores seguros diciendo que ya está bien.

Tienen toda la razón es una vergüenza que se estereotipe un indio en una serie limpia y nada cínica donde los mafiosos son italianos, hay un escocés bebedor y paleto, un padre americano obeso, semianalfabeto y vago, hay una familia religiosa ultrapuritana, una residencia de ancianos llena de fármacos y abandonos, un policía inútil y un alcalde corrupto. La verdad que es una vergüenza que se deje en mal lugar al pobre Apu Nahasapeemapetilon cuando a todos los demás perfiles se les respeta. Seguros del bote están.

También tiene mucho sentido que se critique que en treinta años no se haya adaptado, sobre todo si tenemos en cuenta que la serie es una especie de Día de la marmota que dura un año entero, ya que todos los personajes llevan en la misma edad toda la serie. Pues se va a eliminar el personaje, y se ha disculpado hasta el doblador por si ha podido contribuir con su acento a molestar a alguien.

Somos imbéciles, algunos más que otros, pero imbéciles. Tenía más razón que un santo en los que no creía Bertrand Rusell. Unos por promover estas sandeces, otros por jalearlas y permitirlas. Estamos permitiendo que cualquier ofendido haga de su capa un sayo y se erija en defensor de su causa.

Estamos educando en la defensa y el ataque en lugar de educar en el entendimiento o en la autocrítica y tiene más importancia lo que es visible que lo que es perdurable. Me parece fantástico que se reclamen los derechos y necesidades de cualquier comunidad, pero eso es algo más que blanquear y punto. Porque mucho me temo que con este gesto habrá quien se dé por satisfecho en su lucha por los indios, y no ahondará más en la lucha de Kondabolu, así se llama el director del documental, en temas de raza y diferencia de clases.

Que al final Apu no es más que un personaje de dibujos animados, vale, pero si quieren hablamos de los que han decidido que las vacunas no son más que un invento que pone en riesgo a los niños, o que es mejor beber leche cruda porque pasteurizarla la maldice o que se pueden curar todas las enfermedades degenerativas devorando pepinos y con pelos de patitas de león. Pero es que además, como toda discusión que parte de la subjetividad, es imposible llegar a un acuerdo si lo único que hacemos es no razonar e imponer, entrando en una guerra abierta donde los contrarios critican todo lo que los otros defienden.

Me da la sensación de que no se está criticando la opinión, sino lo que entendemos que otros opinan. Hacemos responsable al otro de lo que hemos interpretado que dicen y ahí el quilombo ya es monumental, proyectamos fobias y traumas para justificar nuestras iras. De esta forma los triunfos son cerrar el badulaque de Apu, quitar una estatua de Colón porque hace 500 años no estaba certificado en la norma UNE de Calidad de Descubrimiento y conquista cívica, o por evitar que en una canción compuesta en los 80 se diga “mariconez”. Estupendos triunfos, generemos una realidad sin conflicto, no vaya a ser que nos toque posicionarnos y decidir y tengamos que ponernos ciegos de diazepames para evitar el estrés. Apaga y vámonos con los logros sociales que vamos a conseguir.

No sé con qué otra frase de Bertrand Rusell cerrar, si con la que dice que “la humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica”, o en la que decía que “el amor es sabio, el odio tonto”. No sé cuál de las dos escoger, si la primera que invita a elegir entre predicar o dar trigo o la segunda que habla sobre el modo de afrontar la vida.

¿Y ustedes?, ¿ustedes saben qué escoger? Yo opto por lo sabio, para lo tonto ya hay demasiadas oportunidades.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Tontos del bote