• viernes, 26 de abril de 2024
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Opinión / La vida misma

Trenes y niños

Por César Martinicorena

Hay noticias que te dejan k.o. Vaya que sí. Vas a desayunar tus beicon con polvorones, como todo hijo de vecino, cuando una mezcla de Nostradamus y Goebbels te patea el occipital con la buena nueva. Ellos son así. ¡Son asín!

Comentaremos dos de ellas. Primera. El candidato de Geroa-PNV-Bai, Koldo Martínez, acaba de pedir las competencias de los trenes de cercanías para Navarra. Ante todo, reivindicativos. El hecho de que Navarra no disfrute de trenes de cercanías no ha sido obstáculo para el pertinaz Koldovica. No me vengan con chorradas como no disponer de tren chu-chu. Lo queremos porque se nos acaba de iluminar la neurona. Lo pedimos porque el estado, oprime que te oprime, no nos transpasaría los vagones ni jarto de cazalla. No existen esos trenecitos pero no importa. Corre Dick Turpín y date un cabezazo con la puñetera claraboya.

Segunda. El gobierno de mi aldea ha hecho una encuestita a niños de la montaña para conocer su grado de vasquismo y su formada opinión sobre el hecho eusquérico. Claro que sí. La culminación de los majaderos hubiera sido ir a buscar las respuestas en los trenes que no existen.

Se me quitaron las ganas de reírme de la primera noticia al ver la segunda. Lo que sí me voy a permitir es aconsejar al gobierno en este tema. En la siguiente encuesta, cuando escojan a los niños, póngales unas camisitas pardas y denle unas antorchas muy bonitas para salir por la noche a quemar unos estúpidos libros de inglés.

Ni originales son. En 2012. El canal Canal 21 Ebre, catalán, emitió un maravilloso programa llamado Petits Artistes con niños de teta opinando sobre la independencia de Cataluña. ¿Les suena? ¿No? Pues debería.

Debería porque las manifestaciones de fascismo puro y duro llevan demasiado tiempo siendo parte de nuestras vidas. El hecho de que no se mate judíos, ahora no toca, nada tiene que ver con la necesidad que tenemos de ser conscientes de la basura que nos rodea. A ver si nos enteramos de que así se mueve, huele y serpentea lo que queda de fascismo en Europa.

Ahora surgirán los cafres diciendo que todas las ideas son respetables siempre que se expongan sin violencia. Pues no, señores; ni mucho menos. ¡Son esas ideas las que conducen a la violencia, canallas¡. Y de qué manera tan nauseabunda lo instalan en el inconsciente colectivo. Agarras por el pescuezo al eslabón más débil de la cadena; la niñez. Le inoculas toda suerte de barbaridades. Le enseñas que “lo otro” es lo malo. Le haces sentirse parte de un algo superior; un ente lleno de virtud, amor, cultura y pertenencia. Solo te queda remover el cóctel y ya lo tienes. El fascismo ha vuelto a parir nuevos acólitos noventa años después de la primera edición de Mein Kampf.


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