El otro día me dejaron una bici para hacer un recado y, mientras le daba a los pedales, tarareé ‘Y sin embargo’, de Joaquín Sabina, hasta que al pronunciar ‘por ti la vida entera’ me entró un mosquito por la boca.
Recuerdo un artículo de Pérez Reverte de hará 20 años en el que decía que le daba mucha rabia que los delincuentes y asesinos se excusaran cuando les pillaban haciendo algo grave y planificado. Me estaré haciendo mayor, pero empiezo a entenderle.