El atentado terrorista que ha costado la vida a 13 personas en Barcelona vuelve a enfrentar a las instituciones públicas ante uno de sus mayores retos contemporáneos: la popularización y la normalización de los mensajes de odio, de extremismo y de violencia entre los sectores más jóvenes de la población.
"El autor del atentado de Westminster, Khalid Masood, era un británico de 52 años, profesor de inglés y padre de tres hijos. Vivía en Birmingham, considerada la capital del yihadismo británico, donde alquiló el coche todo-terreno con el que causó la muerte de cinco personas y provocó 29 heridos, antes de apuñalar a un policía en el recinto del Parlamento británico y de morir abatido a tiros. ¿Cómo pudo un profesor de inglés de 52 años radicalizarse?".
Madrid, Berlín, París, Londres, Nueva York.... días antes de que el 2016 se despidiera casi todas las grandes capitales estaban en estado de alerta ante la posibilidad de un atentado terrorista o de alguna acción parecida a la del año pasado en Colonia y otras ciudades alemanas donde varias mujeres fueron atacadas y violentadas por algunos tipos que había llegado como refugiados.