Es muy indicativo que finalmente nos quedemos con que la dimisión política del año haya sido a causa de un hurto, que no robo, por importe de 40 Euros. Las cámaras, en un país en el que la televisión llena sus escaletas de rosa y amarillo, funcionan por encima de fraudes, robos de cuello blanco o falsificaciones de expedientes. La estética por encima de la ética. Lo superficial por encima de la realidad. Así somos.
El de Murcia, no, -aunque también va a tener consecuencias su paso por los juzgados-, el otro Pedro Sánchez, el candidato al que "el aparato" socialista no quiere ni ver, pero al que muchos militantes podrían apoyar en las primarias para ganar o, cuando menos, para dar un susto de muerte a los otros candidatos.