• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:32

Opinión / Victoria Lafora comenzó su carrera profesional en Diario 16 y participo como jefa de nacional en la salida de Telemadrid,

Una teoría

Por Victoria Lafora

En el fragor de las quinielas sobre el incierto Gobierno que han decidido las urnas, cuando se están iniciando los tanteos entre los partidos para ver quién apoya a quién, y a qué precio, cuando los nacionalistas se frotan las manos convencidos de que van a ser, otra vez, decisorios, toma cuerpo una teoría con bastante lógica.

A la espera de la decisión el lunes del Comité Federal del PSOE, al que las urnas han colocado en el endiablado papel de "imprescindible", es evidente que no atenderán los cantos de sirena populares sobre el "sentido de la responsabilidad" que el PP saca a relucir cada vez que beneficia a sus siglas. Ese llamado "sentido de Estado", del que Mariano Rajoy y los suyos se acuerdan y exigen a los demás cuando les conviene, pero que pisotearon cuando eran oposición.

Así que, los socialistas van a decir "No" hasta el extremis,  dejando una última posibilidad a la desesperada. Mientras, y con permiso de los "barones", se va a intentar negociar con los de Podemos, esa fuerza crecida en su soberbia, que se permite perdonar la vida a Izquierda Unida y la única que saldría ganando en unas nuevas elecciones.

El escollo principal que los separa es su pirueta de última hora: exigir un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Pese a la demostrada capacidad de Pablo Iglesias para proponer una cosa y su contraria, o matizar principios sin inmutarse, la promesa de la consulta obedece a las necesidades de cohesión con sus mareas que le han permitido crecer en Cataluña tras el fiasco de las última autonómicas.

Aún así, si pudieran entenderse, si los presidentes autonómicos socialistas dieran su visto bueno a un nuevo referéndum en cajas de cartón, le siguen faltando votos a Pedro Sánchez para poder gobernar. Aquí se cuenta con la abstención, ese voto ahora tan preciado, de Ciudadanos, convertido, por el interés de unos y otros, en las siglas de conveniencia.

Albert Rivera ha sido el único que desveló sus cartas antes de la cita electoral. Dijo que apoyaría la lista más votada y resulta improbable, por no decir rotundamente imposible, que con su abstención se sumen a una alternativa con Podemos. Son el agua y el aceite. Ciudadanos hizo de su programa económico la punta de lanza de su oferta, el economista Garicano es uno de los líderes de la formación y no entrarán al chalaneo con Errejón. Saben, además, que con la mayoría de bloqueo del PP no podrían ni afrontar una mínima reforma constitucional.

La teoría cuenta con una abstención 'in extremis' de los socialistas, con la sustitución o no de Rajoy como candidato, dando lugar a un pacto para crear una ponencia constitucional que en un par de años diese a luz una nueva carta magna, referéndum y nuevas elecciones. Podría ser.


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