• martes, 19 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:00

Opinión / Periodista y escritora

Violencia de género: hijos de la ira

Por Rosa Villacastín

Las cifras son escalofriantes: 687 mujeres han muerto en los últimos diez años asesinadas por sus parejas o maridos.

687 historias de las que apenas sabemos nada, solo que detrás de cada una cada una de ellas hay un calvario de sufrimiento, de vejaciones, de insultos y destrucción de valores.

La mayoría de las veces sus vidas transcurren envueltas en un manto de silencio para evitar que sus familias se enteren, que sus hijos sufran, lo que puede darnos una ligera idea de hasta dónde llega la magnitud de la tragedia de estas familias, de estos hijos que ven como de la noche a la mañana su vida se desmorona, y los que debían protegerles son los autores de la mayor de sus desgracias, el asesinato de sus madres. Muerta ante sus ojos, sin que ellos pudieran hacer nada por evitarlo.

Pues bien no solo estos chicos y chicas, la mayoría adolescentes, tienen que hacer frente a una situación de dolor, también de desamparo económico en la mayoría de los casos, toda vez que el padre tiene que cumplir pena de cárcel lo que le impide mantenerlos. Razón por la cuál son sus familiares más cercanos los que tienen que hacerse cargo de ellos, a todos los niveles, educativos, alimentación, vestimenta, etc. Una situación que no siempre pueden encarar como les gustaría porque no disponen de medios para hacerlo. De ahí que Podemos haya presentado una proposición no de Ley para que todos estos huérfanos de violencia de género puedan cobrar una pensión de orfandad, aunque sus madres no hayan cotizado nunca o no estén dadas de alta en la Seguridad Social, en el momento de su muerte.

Celia Canovas senadora de la formación morada fue la encargada de defender la iniciativa en el Senado, basándose en las pensiones que reciben las victimas del terrorismo, mayoritariamente del terrorismo etarra, ya que se trata de un problema estructural que "la sociedad no puede desatender".

Propuesta que fue rechazada por el grupo del Partido Popular por entender que tiene defectos técnicos, y que una propuesta de este tipo modificaría la Ley General de la Seguridad Social.

No hay que ser muy ducho en cuestiones legales para entender que las leyes están para cambiarlas cuando así lo demanda la sociedad. La pregunta que me hago y les hago es: ¿cuantos asesinatos por violencia de género tienen que cometerse para que los políticos, en este caso los del Grupo Popular en el Senado, los consideren terrorismo sin paliativos?

Ojalá la clase política, la sociedad, los cuerpos de policía, encuentren la manera de detener esta sangría. Un fenómeno difícil de erradicar pero no imposible si se ponen los medios más apropiados para conseguirlo.

Pongámonos por un momento en la piel de estos abuelos, de estos hermanos, de estos familiares cercanos que no solo tienen que enfrentarse a la muerte de un ser muy querido para ellos, sino que además deben hacerse cargo de unos hijos que llevan la mochila de la vida cargada de frustraciones, emociones encontradas, dolor, un infinito dolor.

Sinceramente no quiero ni pensarlo, pero el drama está ahí, a veces a nuestro lado sin que sepamos detectarlo, por eso no podemos permanecer indiferentes a lo que sin duda es uno de los más graves problemas que tiene nuestra sociedad.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Violencia de género: hijos de la ira