• martes, 23 de abril de 2024
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Opinión / Periodista y escritora

Melania Trump no tiene quien la vista

Por Rosa Villacastín

Independientemente de los chistes fáciles que a cada uno de ustedes se les puedan ocurrir al leer este titular, lo cierto es que diseñadores norteamericanos de fama mundial como Donna Karan, Calvin Klein, Diane von Furstenberg, Michael Kors, o Marc Jacobs, entre otros muchos, ya han anunciado que no piensan encargarse de la vestimenta de Melania.

No porque no reúna las medidas de una gran modelo, simplemente han tomado tan drástica decisión porque hacerlo atentaría contra su sentido de la ética, contra su propia decisión de hacer campaña en contra del magnate y a favor de Hillary. Criticarle para caer rendidos semanas después a sus pies, justo cuando este llegue a la Casa Blanca en enero, no les parece un ejemplo para los que están sufriendo ya las consecuencias de las políticas del líder republicano y entre quienes se encuentran los hispanos, los negros, y los homosexuales.

He intentado buscar documentación sobre qué algo parecido hubiera ocurrido anteriormente y no lo he encontrado, lo que demuestra el enorme rechazo que genera el presidente electo de los Estados Unidos entre sectores muy representativos de la sociedad, por más que este se haya retractado en público de que vaya a dar ordenes al Fiscal General de que encarcele a Hillary.

Es posible que la noticia del boicot a quién menos haya sorprendido sea a Melania, teniendo en cuenta los años que lleva junto a Donal Trump, conocedora como es del carajal que tiene montado su marido en su propio su país. Lo que no impide que aunque siga luciendo modelos de alta costura de Valentino, Karl Lagerfeld, Versace o Manolo Blahnik, lo lógico es que se haya sentido ninguneada, incluso humillada, acostumbrada como a está a conseguir cualquier capricho, por costoso que sea, con solo tirar de talonario.
Con esta medida los diseñadores saben que la guerra está servida, que la guerra contra ellos y sus negocios no ha hecho más que empezar, pero no les importa, y eso dice mucho a su favor conociendo como se las gasta el magnate con todos aquellos que no comulgan con sus ideas o con sus decisiones, periodistas incluidos, algunos de los cuales han sentido las garras del presidente en sus cogotes, o bien presionando a sus empresas para que les pongan de patitas en la calle.

Se dice que detrás de un hombre famoso, triunfador, siempre hay una mujer inteligente. Una mujer capaz de templar sus ataques de furia, de poner orden en su alocada vida.

Me temo que con el matrimonio Donald-Melania cualquier predicción está condenada al fracaso. No hay más que ver la actitud de sumisión de Melania cuando se encuentra al lado de su marido, para comprender cuál será su papel en la Casa Blanca. Nada que ver con el desempeñado por Michelle Obama, incluso por Hillary Clinton en su momento. Dos estilos muy diferentes pero con una misión en común: mantener su propia personalidad durante los años de mandato de sus maridos. En el caso de la mujer de Obama, ha demostrado que sabe adaptarse a todas las circunstancias, marcar su propio territorio, sin que por ello su marido sienta que le han quito el sillón de mando.

Todo lo contrario, ambos están tan compenetrados en su lucha por la igualdad, que al verlos juntos, muchos jóvenes se sienten orgullosos de que la pareja que está a punto de abandonar la Casa Blanca, encarna mejor sus valores, que los trasnochados que defienden los nuevos inquilinos: En el que Donald es el macho-alfa y Melania la esposa satisfecha y silenciosa que le apoya y sigue incluso cuando defiende causas que no traen más que dolor y desesperanza.


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