• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Periodista y escritora

Letizia más reina que nunca

Por Rosa Villacastín

Por primera vez en mucho tiempo la prensa ha sido unánime al resaltar la elegancia de Doña Letizia, la sobriedad en el vestir, el acierto de lucir la diadema de la Flor de Lys -la joya emblemática de la corona de España que la Reina Victoria estrenó el día de su boda en 1906, y que pasa de generación en generación-, en la cena de gala ofrecida por los Reyes de España al presidente argentino Mauricio Macri y a su esposa.

Lo que demuestra que acertar o no a la hora de elegir un traje, una joya, no depende solo de lo segura que se sienta Letizia como representante de la corona española, también de las circunstancias, y en este caso está claro que la ocasión merecía la pena, ya que los Reyes querían demostrar lo importante que es para ambas partes que las relaciones entre España y Argentina funcionen, y funcionen bien.

Sobre todo después de años de distanciamiento debido a los continuos cambios de estrategia política de la anterior mandataria Cristina Fernández, quién para justificar el fracaso de sus políticas utilizaba el mismo truco que utilizan la mayoría de los populistas.

Buscar un enemigo exterior suele dar buenos resultados cuando en tu propio país te cuestionan. Lo que en modo alguno quiere decir que todos los argentinos estén de acuerdo con las medidas puestas en funcionamiento por el actual presidente.

Dicho lo cual, no puedo estar más de acuerdo con quienes han criticado el exceso de boato impuesto por la Casa Real, sobre todo cuando la crisis sigue siendo el mayor cáncer de nuestra sociedad, por más que algunos políticos se empeñen en resaltar las mejoras en el empleo, y en la vida de los españoles.

Que la llegada a Madrid de Macri y de su esposa, tuviera lugar el día antes de que la Audiencia de Palma decidiera si Iñaki Urdangarin iba o no a prisión, es algo que no se podía preveer porque estas visitas se preparan con meses de antelación, pero precisamente porque la gente está muy sensibilizada con el Caso "Nóos" es por lo que se podía haber evitado esa exhibición de poderío en la Plaza de la Armería del Palacio Real.

Si lo decidieron para demostrar que la vida sigue y que corresponde a la justicia decidir sobre el futuro de su cuñado, acertaron a medias. La gente no se anda con tanta sutileza a la hora de criticar gestos que en otro momento hubieran sido muy aplaudidos pero que en las actuales circunstancias chirrían bastante.

Sobre todo después de que se destapase esté desgraciado asunto, que obligó tanto al Rey como la Reina ha mantener un perfil bajo, sabedores de que el escándalo llegó en el peor de los momentos, cuando aún no ocupaban el trono y la imagen de Don Juan Carlos comenzaba a cuestionarse, lo que le obligó a abdicar, en un intento último por dar continuidad a una institución que hay que reconocer que ha sido garante de la llegada y asentamiento de la democracia a nuestro país.

Por más que la moda sea cuestionar el pasado, sobre todo la Transición y a quienes la hicieron posible, sin darse cuenta de que fue gracias a la generosidad de los políticos de todo signo pero sobre todo del pueblo español que logramos hacer realidad el sueño de poder elegir a nuestros representantes, lo que implicaba que todos empujáramos en la misma dirección, con un proyecto común.

Algo que nos había estado vetado y que disfrutaban en la mayor parte de los países de nuestro entorno.

De ahí la necesidad de preservar todo lo bueno que hemos conseguido, pero también de vigilar que la ley sea igual para todos, sin distinción de razas ni credos.


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Letizia más reina que nunca