• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / Periodista y escritora

333 Historias de la Transición

Por Rosa Villacastín

Entiendo que hay gente que prefiere olvidar, o guardar en algún rinconcito de su memoria acontecimientos que pueden serles no gratos, incluso dolorosos, vergonzantes, crueles,

lo que en modo alguno impedirá que de vez en cuando, estos renazcan con tanta fuerza que les resulte imposible mirar para otro lado. Hacer la vista gorda o negar lo que ocurrió en un desgraciado periodo como fue la guerra civil y la posguerra.

Es lo que viene ocurriendo con la Memoria Histórica que a fuerza de intentar que quede enterrada en las cunetas de algunos pueblos, en las tapias que hay junto a los cementerios, en los prados, o en los montes, esta resurge no con afán de venganza como creen algunos sino para resolver un agravio que es nuestra gran asignatura pendiente. La de un pueblo que vivió la peor de las tragedias, la lucha entre hermanos, el odio entre familiares y amigos, pero que ha sido capaz de llevar a cabo un cambio que estoy de acuerdo no fue perfecto ni modélico pero que ha servido para que vivamos en paz 37 años. Y todo gracias a una generación que irrumpió en la política, en la administración, en la justicia, en el periodismo, en la vida civil con fuerza allá por los años 70. Que fue la que años más tarde se encargó de implantar en España una democracia, sí, sí la Democracia con mayúscula, de la que todos debemos sentirnos orgullosos. Qué digo orgullosos muy orgullosos.

Es la sensación que he tenido leyendo el libro del periodista Carlos Santos "333 Historias de la Transición", de la editorial La Esfera de los Libros, que recomiendo a todos aquellos que quieran saber o recordar cómo era nuestro país entonces, pero sobre todo a quiénes hoy se les llena la boca despotricando sobre la Transición. Y digo yo, qué sabrán ellos teniendo en cuenta que algunos no habían nacido y a otros les estaban amamantando. Qué sabrán de las dificultades que tantos tuvieron que sortear para poder expresar lo que hoy es normal, sin que ello suponga que te lleven detenido o te pases en prisión meses o años.

La diferencia entre el libro de Carlos Santos y el de tantos otros que han escrito o biografiado lo que ocurrió en aquellos años, es que él lo vivió en primera fila, como informador, que conoce a todos los personajes que tuvieron algún protagonismo en esos años tan duros pero tan esperanzadores.

El mérito de Carlos es que no se ha conformado con poner sobre el papel sus experiencias, no, él ha querido ir más lejos, dando voz a aquellos que por diferentes motivos han callado durante estos años. Unos por miedo, otros porque quizá no les parecía importante lo que iban a decir. Anécdotas que en el contexto general del libro configuran la verdadera historia de lo que pasó y cómo pasó. Esa que no siempre aparece en los periódicos pero que él con infinita paciencia ha ido tejiendo hasta conseguir que todas las piezas encajen y configuren un mosaico de 333 historias que merecían ser conocidas y contadas como Carlos Santos lo ha hecho: con sensibilidad, con humor, con información pero también poniéndoles música.


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333 Historias de la Transición