• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / Ha sido columnista habitual del periódico El Mundo, colaborando también con otros periódicos, revistas, programas de radio y televisión. Ha participado en el programa debate de TVE, 59 segundos.

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Por Rafael Torres

Sus Majestades Republicanas. ¿Por qué no? Que los Magos de Oriente sean y se llamen Melchor, Gaspar y Baltasar

está bien, muy bien, y que en vez de magos sean magas y se llamen Libertad, Igualdad y Fraternidad, también muy bien. Éstas, en todo caso, no vinieron el otro día en Valencia a suplantar a aquellos, sino a rememorar una fugaz celebración arrancada violentamente de la memoria, la Cabalgata Infantil que el Ministerio de Instrucción Pública organizó para los niños en la capital del Levante Feliz, y momentáneamente de la República Española, como trasunto circunstancial de la de los Reyes Magos en los dramáticos primeros años de la Guerra. Mas, sea como fuere, la Cabalgata, sea de Reyes o de Matronas Republicanas, de Magos o de Magas, es territorio de exclusiva soberanía de los niños que nadie debe invadir.

La sociedad ha cambiado, y sus usos y sus hábitos. También la política, el tablero político más exactamente, y las formas de relación, y los juguetes, y casi todo, y es natural que esas mudanzas se expresen en las celebraciones de la comunidad, máxime cuando quienes la administran y dirigen no son ya los mismos que durante décadas se resistieron a reconocer y avalar esos cambios y sus correspondientes expresiones.

Hay, además, una sed de recuperación de nuestra historia (no sólo la de "Isabel" y "Carlos"), de la identidad de quienes nos precedieron y de su escamoteado legado. Puede que todo ésto sea demasiado lógico, necesario y natural en un país instalado desde hace mucho en lo anómalo, lo subrepticio, lo artificial y lo raro, pero es, entre tanta carencia como padecemos, un signo de salud social.

Sus Majestades Republicanas. ¿Por qué no? Eso es cosa de los niños, territorio enteramente suyo, de su inocencia, de su inteligencia deslumbradora, de su sublime capacidad para enhebrar lo más aparentemente disímil y antagónico. En esa víspera del día para ellos más hermoso, la tarde de la Cabalgata, no sólo pueden convivir Magos y Magas, Reyes y Musas Republicanas, sino que es radicalmente conveniente.


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