• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / Ha sido columnista habitual del periódico El Mundo, colaborando también con otros periódicos, revistas, programas de radio y televisión. Ha participado en el programa debate de TVE, 59 segundos.

Bruselas: la bolsa o la vida

Por Rafael Torres

En algún sitio he leído, o escuchado, que la Plaza de la Bolsa, alfombrada éstos días de flores y velas en dolorosa memoria de las víctimas de los recientes atentados, es "el corazón de Bruselas".

Hoy sí lo es, pues en ella se expresa el sentimiento general de los ciudadanos, pero antes, la mezcla de los conceptos "Bolsa" y "corazón" era una incongruencia. Bruselas, corazón de Europa; la Plaza de la Bolsa, corazón de Bruselas. Mucho ha confundido Europa el corazón con el bolsillo, y por esa dejación política hemos venido a descubrir, y de qué forma tan brutal, que detrás de los "lobys" poderosos, de los hombres de negro, del inútil y carísimo aparato burocrático de la UE, de las despiadadas políticas de austeridad sólo para los pobres, apenas hay nada que trabaje adecuadamente para la libertad, la seguridad y el bienestar de las personas.

A la buena gente que desde el día de las matanzas yihadistas se ha venido reuniendo en la Plaza de la Bolsa, el gobierno le prohibió que el lunes marchara en manifestación de paz y repudio del terror por las calles de Bruselas. Sin embargo, ese mismo gobierno feble e incapaz no puso obstáculo alguno para que los nazis del lugar irrumpieran en la plaza añadiendo su particular plus de violencia a la mucha que ha sacudido la ciudad que creía ser el corazón de Europa, que creía que Europa, sus instituciones, tenía corazón. Las imágenes del asalto nazi a la Plaza de la Bolsa, reconvertida por necesidad moral de los bruselenses en Plaza de la Concordia, de la Vida, desvelan en todo su espesor, por si aún hiciera falta, la inepcia negligente de las autoridades belgas y europeas.

Libertad no es que la policía no pueda entrar de noche con orden judicial en una casa para detener a un terrorista, cual sucedió hace unos meses, tras los atentados de París, con los resultados que ya conocemos. Tampoco es libertad que barrios enteros del "corazón de Europa", de Bruselas, sean enclaves seguros del Daesh, y que sus habitantes paguen con el impuesto de la "omertá" la conservación de sus vidas. Así como el corazón no es el Mercado de Valores, la libertad también es otra cosa.


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