• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Tribuna

Héroes y villanos en San Fermín 2022

Por Manuel Sarobe Oyarzun

No entreguemos las llaves de Pamplona a unos eusko nazis empeñados en acabar con nuestras tradiciones; ayer fue el Riau Riau, hoy la procesión, ¿mañana el encierro? Quienes reclaman unos Sanfermines populares son precisamente los que revientan sus actos más multitudinarios.

Agentes municipales en la calle Curia durante los momentos de tensión que se han producido cuando un grupo de personas ha increpado a la corporación donde se encontraba el alcalde Enrique Maya. EFE/ Jesús Diges

No recuerdo un Chupinazo tan emotivo como el que este año nos ha regalado el bueno de Juan Carlos Unzué. La ELA nos ha permitido descubrir que, ahí donde pensábamos que solo había un portero de fútbol, se esconde un ser humano excepcional frente al que, yo al menos, me siento pequeño. Gracias, amigo, por compartir con todos nosotros tu hermoso canto a la vida.

La alegría, no obstante, duró poco. Fieles a su cita con la violencia –‘jaiak bai, borroka ere bai’- los abertzales volvieron a liarla parda descargando -una vez más- su infinita ira contra el Cabildo y la Corporación, de regreso a la Catedral. Un sonriente Joseba Asirón, aclamado por los fascistas, se negó a condenar, como era de prever, unos incidentes cuidadosamente preparados, que en modo alguno pueden enmarcarse en la legítima crítica política. Tampoco lo hicieron los pusilánimes de Geroa Bai, lo que demuestra que no hay nacionalismo vasco bueno. Papelón de los socialistas forales, que han elevado a los altares a estos intolerantes, lo cual ni siquiera les valió para salir indemnes del angustioso trance. Pardillos.

Una sola cosa buena tienen estos lamentables sucesos. En breve jugaremos el partido de vuelta. El próximo 28 de mayo se celebran elecciones municipales. Cabe esperar que la Justicia sancione severamente a quienes vomitaron tanta inquina, pero el verdadero castigo a estos camisas pardas, el que sin duda más les dolerá, hemos de infligirlo nosotros, los ciudadanos de bien, en las urnas. Apréstense desde este mismo momento a expulsar a Bildu de la vida pública capitalina. Empleemos el voto, esa poderosísima arma de la que la democracia nos dota, para librarnos de quienes no saben vivir respetando sus valores. No entreguemos las llaves de Pamplona, nuestra querida casa, a unos eusko nazis empeñados en acabar con nuestras tradiciones; ayer fue el Riau Riau, hoy la procesión, ¿mañana el encierro? Tiene guasa que quienes reclaman unos Sanfermines populares -¿cuándo no lo han sido?- sean precisamente los que revientan sus actos más multitudinarios.

Parece claro que la vara de mando del Ayuntamiento iruindarra se la disputarán Enrique Maya y Joseba Asirón. Tras la confirmación por parte de María Chivite de que su -equivocado- cambio ha llegado para quedarse, no descarten que un nuevo apoyo abertzale a la cirbonera se pague con el sostén de Maite Esporrín -cuyos principios están resultando ser tan firmes como los de Groucho March- a nuestro bildutarra, culminando así la descomposición moral del socialismo navarro. La experiencia nos enseña que cualquier desmentido del PSN al respecto, por vehemente que sea, carece de toda credibilidad.

Daría pues por bueno lo acontecido en la calle Curia si ello sirviera para agitar la adormecida conciencia de los pamploneses, movilizarlos frente al fascismo y enviar a Asirón de vuelta a la Ikastola San Fermín. Porque a todos nos pueden sobrar motivos para estar desencantados de la política, pero tenemos muy claro que no queremos legar a nuestros hijos una sociedad en la que impere el odio ciego y la fuerza bruta frente al adversario, la patrocinada por la izquierda abertzale, sino otra basada en la tolerancia, el respeto y la libertad.

Tengan en cuenta que los nacionalistas son militantes extremadamente activos, de ahí que parezcan más, aunque no lo sean. Venzamos la apatía y defendamos nuestra causa al menos con el mismo ahínco con el que ellos pretenden imponernos su totalitarismo. Que no les confunda la imagen bonachona de Asirón, porque es el jefe de la banda. Recuerden que ya nos coló en la casa consistorial a una colaboradora de ETA y a un agresor convicto y confeso. Y si se cruzan con él, no le escupan, no le zarandeen, no le insulten, porque ustedes son infinitamente mejores que sus matones. Tampoco pierdan el tiempo intentando explicarle qué significa vivir en democracia, porque no lo entendería. Simplemente ignórenlo o sugiéranle, a lo sumo, que donde mejor estarían él y los suyos del 6 al 14 de julio es en Zarauz, dejándonos al resto en paz.

Cada mañana sanferminera decenas de mozos se acercan al vallado de Mercaderes a estrechar la mano del veterano pastor, Miguel Reta. Un sencillo gesto que simboliza el agradecimiento de quienes se aprestan a correr a su ángel de la guarda. Les invito a que la próxima vez que se crucen con un policía municipal tengan con él un gesto empático, porque cuando protegían a la Corporación frente a la iracunda manada abertzale le estaban protegiendo a usted, amigo lector. A falta de nómina que retribuya suficientemente el sacrificio de escoltas y uniformados el día 7, considero un deber moral hacer llegar a los agentes nuestro reconocimiento a su labor.

Con todo lo dicho parece claro que Juan Carlos Unzué Labiano y Joseba Asirón Sáez, con lo que cada uno de ellos representa, pasarán a la historia, respectivamente, como el héroe y el villano de los Sanfermines de 2022.

P.D. Si alguno de ustedes quiere desquitarse del mal sabor de boca de Pamplona, bajen por Santa Ana a fiestas de Tudela, territorio libre de abertzales. Una gozada, créanme.


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