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Blog / Cartas al director

Larralde, un gran navarro

Por La voz de los lectores

Obituario enviado por Rafael Domingo Oslé, catedrático de la Universidad de Navarra y profesor investigador en la Universidad de Emory.

Jesús Larralde, profesor y decano de Farmacia en la Universidad de Navarra recientemente fallecido.
Jesús Larralde, profesor y decano de Farmacia en la Universidad de Navarra recientemente fallecido. FOTO: UNIVERSIDAD DE NAVARRA.

Navarro por cuna, estirpe y convicción, catedrático y académico de Farmacia, acaba de dejarnos Jesús Larralde Berrio, un gran emprendedor, un gran maestro, una gran persona. Nacido el día de san Saturnino en el Paseo Valencia –no cabe más navarridad-, Jesús Larralde cursó el bachillerato en el Colegio Bendecido de Tudela, de los jesuitas.

Al finalizar la Guerra, se trasladó a Madrid, con su amigo del alma Jesús Basarte, para estudiar Farmacia y Químicas. A los pocos meses, conoció a san Josemaría Escrivá de Balaguer y se incorporó al Opus Dei, en 1940. Con su proverbial simpatía, Jesús solía comentar que su número preferido es el 28 porque cuando nació vivían en Pamplona 28.000 habitantes y cuando se “metió al Opus” ocupó el lugar vigésimo octavo.

Tras licenciarse por la Universidad Central, pensó dedicarse a la empresa, como su padre don Amancio, pero, bien aconsejado por su amigo Álvaro del Portillo, preparó oposiciones a cátedra. “Jesús: tú -estas fueron más o menos las palabras de del Portillo- algún día serás catedrático en la universidad que vamos a poner en Navarra”. Y así sucedió.

Cuando en 1966, ya catedrático en Santiago de Compostela, Isidoro Rasines le ofreció la posibilidad de incorporarse a la Universidad de Navarra para impulsar la recién creada facultad de Farmacia, Jesús le contestó que él ya sabía desde hacía más de veinte años que acabaría trabajando en ese centro universitario.

Sus veinte años en Galicia, de 1946 a 1966, le dejaron una huella indeleble. Su carácter tenaz, rápido, ágil, impetuoso y extrovertido se amoldó a la dulzura propia de las gentes de esas tierras, amantes de formas suaves y onduladas, como sus montañas, sin aristas ni grandes desniveles. Al cabo de unos meses de llegar a Santiago, una autoridad académica le invitó a comer para advertirle: “Mira, Jesús: tú vienes de Navarra. Y ahí lo que importa es el fondo; aquí en cambio cuidamos más por las formas”. La lección se le quedó grabada a fuego y, en poco tiempo, aprendió a ser el más gallego de los gallegos.

Decano durante veinte años de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra, por sus manos han pasado miles de profesionales hoy repartidos por nuestra piel de toro, así como un buen puñado de discípulos que enseñan en distintas universidades españolas.

Tras una larga vida académica dedicada a la investigación, en la realizó importantes descubrimientos en materia de absorción intestinal, publicados en la mítica revista Nature, a Jesús Larralde le llegó la hora de la jubilación en 1990.

Con la misma alegría de siempre, supo retirarse de su quehacer universitario y pasar a un segundo plano. Pero no quedó inactivo, sino que comenzó a dedicar la mayor parte de su tiempo a ayudar a quien lo necesitara, con su consejo, su compañía y su consuelo. Fue entonces cuando resonaron en él unas palabras que le dijo san Josemaría, siendo estudiante de la Central: “Jesús, cuando seas viejo, te pasarás la vida dando gracias a Dios por tantas cosas buenas que has visto”.

Hoy, tantos que le conocimos damos gracias a Dios por haberse cruzado en nuestro camino este navarro de pura cepa, de alma grande y corazón leal. Descanse en paz.

Obituario enviado por Rafael Domingo Oslé, catedrático de la Universidad de Navarra y profesor investigador en la Universidad de Emory.

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Larralde, un gran navarro