• jueves, 18 de abril de 2024
  • Actualizado 16:49

Opinión / Ha trabajado en los principales medios de comunicación del país, desde Cadena SER o Cadena Cope, así como Telecinco, Canal Sur o Agencia OTR/Europa Press entre otros.

Ya era hora

Por Julia Navarro

Sí, ya sé que estamos en plena campaña electoral, que el PSOE ha presentado su programa fiscal, que Podemos propone un pacto constitucional, que Ciudadanos sube como la espuma, que en el PP no saben cómo convencer a los ciudadanos para que vuelvan a confiar en ellos.

En fin, que la política parece un caldero de agua hirviendo. Pero a pesar de que las cosas de la política mandan en la actualidad, yo no me puedo resistir a decir en voz alta que me alegro, sí, me alegro de que la Justicia empiece a castigar a esos bárbaros que maltratan a los animales.

Hay que ser muy mala persona para matar a golpes a un caballo por no haber ganado una carrera; eso es lo que hizo un sujeto, un tal Eugenio Sánchez, y por eso una juez de Mallorca le ha condenado a ocho meses de prisión.

El tal Sánchez es la primera persona que en nuestro país entra en prisión por un acto de tamaña barbarie contra un animal, y creo que ya era hora de que la Justicia actuara contra quienes son capaces de torturar y matar creyendo que tendrán impunidad por tratarse de un caballo, un perro, un gato o lo que sea. La misma juez que ha enviado a prisión a ese malvado también ha sentenciado contra otro individuo que mató a su perro de inanición.

Cuánta maldad hay en esas personas que maltratan a seres indefensos como son, en este caso, un caballo o un perro. Qué poca humanidad hay en estos individuos que a mí, personalmente, me producen nauseas. Y qué tibias son todavía las leyes a aplicar a quienes perpetran torturas o causan la muerte de los animales.

Lo he escrito en muchas otras ocasiones: el grado de civilización, por tanto de humanidad, de un pueblo también se mide por el trato que da a los animales. Y, desgraciadamente, en España suspendemos.

No se educa enseñando a respetar a los animales. Es más, incluso hay personas que compran mascotas a sus hijos como si se tratara de juguetes que pueden destrozar y abandonar cuando ya no les satisfagan o se tengan que ir de vacaciones.

Todos los años, los españoles abandonan miles de perros. Y hay que tener el corazón muy duro, en realidad hay que ser un auténtico desalmado para hacerlo.

Por eso es importante la sentencia de la juez de Mallorca, porque supone un aviso a navegantes, porque es de esperar que otros jueces en otros lugares de España no cierren los ojos cuando se les presente una denuncia por maltrato animal.

Y, ya de paso y aprovechando que estamos en campaña electoral, a ver si algún partido da un paso al frente y se compromete en la próxima legislatura a presentar una ley que ponga punto final a esas fiestas salvajes que se celebran en algunos pueblos y que consisten en martirizar a un animal. Ya saben, tirar una cabra desde un campanario, o el terrorífico espectáculo del Toro de la Vega. O acabar con la hipocresía de ciertos colectivos catalanes que han prohibido la fiesta de los toros pero que defienden impasibles esa horrible fiesta popular que consiste en encender con fuego las astas de los toros, etc., etc., etc.

Divertirse torturando a un animal retrata a quienes lo hacen e indica que en esas personas hay tanta brutalidad que creo que costaría encontrar en ellas un ápice de humanidad.

Por eso me alegro, sí, me alegro profundamente de que, por fin, en este país empiecen a pagar los torturadores de animales.


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