• jueves, 28 de marzo de 2024
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Azorín y la contertulia

Por Juan Iribas

Hace un par de años conocí a una librera de Sevilla a través de un buen amigo, con la que mantengo cierto contacto de cuando en cuando.

Ella es la típica sevillana, vamos, de manual, así que ahorraré tirar de tópicos. Tras mantener algunas conversaciones para colocar ‘El destino de Sofía’ en tierras andaluzas, hubo una conversación posterior que me llamó la atención bastante y que me dejó pensativo un buen rato.

-¿Qué tal Juan?

-Todo bien, Ana, escribiendo, leyendo... Entretenido, siempre entretenido. ¿Y tú?

-Eso está bien. Lee, lee, que será gasolina para tu escritura y combustible para mi oficio. Yo, la verdad, me encuentro más que preocupada. El año ha ido mal para este negocio.

-¿Han caído las ventas?

-Se lee menos, se compra menos… Uno de cada tres españoles no abre un libro jamás y, quienes lo hacen, con suerte compran ocho títulos al año. Por no hablar de la industria digital: el cuarenta por ciento de quien descarga libros electrónicos paga por leerlos. El negocio de la cultura hace aguas. Las Letras están reñidas con los números…

El tono de la conversación era el de alguien que se mostraba preocupada, una entusiasta con treinta años de trayectoria profesional a sus espaldas, que padecía la incertidumbre ante el futuro –y el presente- del sector editorial. Su objetivo, terminar el año sin números rojos. “Con un céntimo de euro de superávit me conformo”, subrayaba.

-Las librerías tradicionales han sido más que eclipsadas por grandes cadenas y la ficción de la película Notting Hill se ha hecho realidad y proliferan las Julia Roberts más que los Hugh Grant. Juan, ¿sabes una cosa? Me cuesta decirlo, pero es un dato que tengo encima de la mesa, recién obtenido. Este año me lo va a salvar una contertulia de televisión de esas que piensan poco y gritan mucho. Y buena parte de la culpa la tengo yo, que he aparcado mi criterio de antaño y solo pienso con la cartera: la zona más visible de mi librería tiene un expositor lleno de ejemplares de esa autora, hasta la fecha poco ejemplar…

Así de rotunda se mostraba Ana. El corazón lo tenía molesto, pero la cabeza le daba la razón, es decir, la fría cifra.

-He obtenido más ingresos con esta persona, más bien personaje, que, por ponerte un ejemplo, con Azorín. ¿Qué te parece?

Ideación de Azorín y la contertulia

Este relato reproduce la conversación telefónica que mantuve con una preocupada librera andaluza. El 99% del texto es real.

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Azorín y la contertulia