• sábado, 20 de abril de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Osasuna merece un respeto

Por José Mª Esparza

El punto logrado en el Bernabéu tiene triple mérito: por el escenario y su dueño, por la eficacia del planteamiento a pesar de la oposición arbitral, y por la épica de remontar y lograrlo con diez en el último cuarto de hora, el agónico.

Que en la rueda de prensa pre partido no le preguntara ningún periodista a Ancelotti por el partido de Osasuna resulta una falta de respeto imperdonable, además de una sospechosa carencia de profesionalidad. No es un problema de club, sino de mentalidad de los periodistas, de la afición, de la manera en que hoy se entiende el fútbol, donde solo cuentan quienes tienen nombre, y se desprecia tácitamente al resto de la humanidad. Por eso también guarda un mérito añadido el empate (que sabe a victoria) logrado en el Bernabéu.

Decía que no es un problema de club, y es cierto. Fue Carlo Ancelotti quien tuvo que actuar, intercalar que jugaban contra Osasuna y esas cosas. Un señor entrenador, en un club tradicionalmente señor. Otra cosa es una parte de su afición o de sus jugadores. El partido le dio la razón al entrenador, no por decir que lo habían preparado bien, sino porque esos aficionados y jugadores que tanto ignoran al contrario cuando no es de tronío, algo habitual en un equipo acostumbrado a ganar, tenían merecida una decepción tan mayúscula.

Por lo demás, Osasuna fue a lo suyo, y eligió un camino acertado. Arrasate planteó una ocupación de los espacios habitual en él que cortó las entradas a los blancos. La disciplina, y esfuerzo, de los jugadores no merecen otro calificativo que el de encomiables, heróicos. Aguantar semejante intensidad de trabajo tiene mucho más mérito. Y más ante semejante equipo y en tal escenario. No fue un planteamiento defensivo, aunque sí de guardar la ropa, obviamente. El objetivo fue no perder la cara al encuentro. La estructura desplegada es de sobra conocida por el aficionado rojillo.

Un 4-3-3 o 4-4-1, ¿qué importa? La historia es el apoyo a los laterales, el despliegue de medio campo hacia adelante, la posesión de balón, el pase corto vertical, el control. Osasuna mandó en la parcela ancha, donde al Madrid le falló Ceballos escandalosamente, y sobre todo mandó la mentalización como equipo. Una pena ver a Vinicius jugar más con sus complejos y sus comidas de tarro mediáticas que con la habilidad que tiene el balón en los pies.

Quienes sigan estos humildes escritos saben que no me gusta nada hablar del árbitro. Lo hice en el último partido contra el Getafe y, lamentablemente, debo hacerlo hoy. Al balear Cuadra Fernández le faltaron toneladas de personalidad. El gol de Vinicius es cien por cien anulable por fuera de juego clarísimo de dos jugadores, pero con el Bernabéu y Vinicius de protestones y celebrando desaforadamente el tanto le faltaron bemoles para hacerlo. El penalti fue penalti, de acuerdo, pero en cada jornada hay media docena iguales que nunca se pitan. Osasuna podría escribir un libro al respecto.

Para terminar, me hubiera gustado ver este mismo partido con Chimy como disciplinado hombre en punta. En esta ocasión no le quito mérito a Kike García, y menos aún a su golazo de carambola, pero la velocidad, técnica, chispa y habilidad del amigo Ezequiel habrían podido sumar destrozos frente a Lunin, porque a Osasuna le sobraron ocasiones para adelantarse y poner todavía más nerviosos a los madridistas. Esto es lo que les dio confianza para igualar el injusto gol inicial y conservarlo. Enhorabuena.


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