• sábado, 20 de abril de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

De la porra a la makila, y vuelta

Por José Mª Esparza

Las actuaciones para salvar a la infanta Cristina recuerdan las de quienes sustentan a Asirón para exculpar a Maider Beloki. En cambio, Osasuna ha tenido premio por su ayuda para esclarecer los hechos.

Sonrojan los intentos de evitar el juicio a la infanta Cristina. Flaco favor a las instituciones. Si es inocente, que lo demuestre el juez, pero nunca un decreto Real que la condena a vivir señalada, bajo sospecha, el resto de su vida. Claro que mejor ese bochorno que el de una posible condena. Pero, entonces, que Fiscal o Abogado del Estado o la inventada doctrina Botín soliciten lo mismo para, por ejemplo, de Ana María Teijeiro, mujer de Torres, el ex socio de Urdangarín, teoricamente en la misma tesitura. Quien maneja la Ley no puede leerla exclusivamente en su favor. La Ley debe ser igual para todos.

Llama la atención que el caso de Cristina de Borbón sea precisamente el Fiscal quien realice la defensa más enconada de la hija de Juan Carlos I y hermana del Rey Felipe VI. Se supone que al Ministerio Fiscal le toca el papel de acusación, como por ejemplo ha sucedido en el ‘caso Osasuna’, donde pidió la imputación del club, al igual que la Liga de Fútbol Profesional. Luego que decida el juez si procede o no. Así la exculpación del club rojillo entraña doble valor, más credibilidad, mayor justicia. Felicitaciones a la directiva de Luis Sabalza por esta nueva victoria mucho más importante que los tres puntos de Huesca. Y es que Osasuna dicta el camino a seguir en cuestiones de honor y honra. Da la cara sin miedo a que se la rompan, convencido de llevar la razón. Nada que ocultar. Luz y taquígrafos. Porque no tiene nada que esconder, Osasuna muestra colaboración total para esclarecer los hechos.

No sucede lo mismo en otras facetas de la vida pamplonesa, donde el afán por ocultar conductas propias contrasta además con el afán que esas mismas personas mostraron para exhibir las ajenas. Por eso, a la concejala Maider Beloki también le sucede como a la Infanta Cristina. Sospechas más que fundadas de trato de favor. La mismísima Policía que realiza el preceptivo control de alcoholemia a todo contribuyente medio se lo cambió, cuentan, por dos besos de despedida en las mejillas. La agente Maite González hizo como el fiscal Horrach. Coincidencia que España suceda con unos igual que en Pamplona con otros. Por lo menos se supone que en Mallorca decidirá un juez, pero es que en el Ayuntamiento pamplonés simplemente se ha abierto un expediente de esos cuya resolución, para más inri dictada por la parte afectada, solo llegará cuando el caso duerma el sueño de los justos.

Sin duda, la exclusiva de Navarra.com ha sido la noticia de la Navidad. Ha destripado en su más pura crudeza las vísceras de cuantos sustentan al alcalde Asirón, todos unidos en causa común alrededor de su concejala igual que los poderes fácticos del Estado con la infanta Cristina. Sin miedo al ridículo. ¿Por qué tal rebote si no hay nada que esconder? Mientras Osasuna pide luz y taquígrafos, Asirón no muestra ni el vídeo del ‘Asirón, ejecución’, ni la grabación de la conversación entre los agentes y la sede central en Nochevieja. Especialmente reveladora resultó la intervención de Joxe Abaurrea, compañero de Beloki en el grupo consistorial de Bildu, que dejó inolvidables perlas como las de ‘caverna mediática’, ‘invasión de la intimidad’, venganza de UPN, o las tristes alusiones a los dos octogenarios agredidos. Para enmarcar, vamos. Estos nos gobiernan. No obstante, sin llegar a justificar nunca las palabras de Abaurrea, ni el silencio (?) del alcalde Asirón, pueden resultar comprensibles políticamente, y más tratándose de Bildu. Desgraciadamente, no sorprenden. Si preocupa más la exculpación del director de Seguridad, Xabier Ibáñez. ¿Con qué autoridad harán ahora los agentes municipales cualquier control de alcoholemia?

La respuesta resulta sencilla. Con ninguna. Autoridad, ninguna. Tendrán que echar mano del poder que les confiere la porra. La misma porra que Bildu utilizaba cuando era oposición. Ahora tiene la makila, y no sabe utilizarla. Sigue mamporreando a cuanto se le pone por delante. ¿Será que no sabe hacer otra cosa?


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De la porra a la makila, y vuelta