• martes, 19 de marzo de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Osasuna recupera las buenas sensaciones

Por José Mª Esparza

“Cuando nos relajamos, somos muy malos”, dice el clásico proverbio del osasunismo. Afortunadamente, hubo reacción y remontada al gol celeste a base de señas de identidad.

Partido entre Osasuna y Celta correspondiente a la jornada número 36 jugado en el estadio de El Sadar de Pamplona. MIGUEL OSÉS
Enric Gallego levanta el pulgar durante el partido de Osasuna ante el Celta en El Sadar. MIGUEL OSÉS

La necesidad en fútbol aporta un plus tantas veces desequilibrante, normalmente no tanto por calidad de juego como por ganas en el empeño. Quien no la siente, carece de esa tensión. Osasuna viajo al Villamarín con los deberes hechos, relajado ante un equipo anímicamente necesitado, y dio una de sus peores imágenes de la temporada. Ante el Celta, a juzgar por el inicio, parecía que iba a repetir. Sin embargo, el gol celeste despertó al equipo de Arrasate, que a partir de entonces tiró de libro de estilo hasta lograr una de las pocas remontadas de esta Liga express.

Como curiosidad, la camiseta sanferminera de Hummel, auténtico canto del cisne de la marca danesa Hummel, que no vestirá a Osasuna la campaña próxima. ¿Sabían que en el Cádiz sucedió lo mismo? Tras quitar a la anterior firma, le dieron contrato de tres años a Hummel, que el club rescindió después, en 2016. ¿Recuerdan que el ‘factotum’ estaba entonces en el Cádiz? Casualmente, Osasuna ha tropezado con la misma piedra. Sí, ciertamente curioso…

En cuanto a la merecida victoria ante el Celta, primero felicitar a Arnaiz, y más después de saber que lo dedica sus criaturas, la que tiene y la que está apunto de llegar. Era el enésimo partido que volvía a desaprovechar cuando en el último suspiro peinó el balón de la victoria. Hasta entonces había lamentado cada balón que tocó, alguno de gol, y sus compañeros le insistían en cómo sacar más rendimiento a sus acciones. El talaverano no podía ocultar su sufrimiento. Marcar le regala una catarsis necesaria para creer en sí mismo.

Osasuna se comportó como un equipo muy blando antes del gol vigués, pero entonces apretó los puños con intensidad, presionó, jugó más ordenado, recuperó el terreno perdido sobre todo en el centro del campo y comenzó a llegar con peligro, sobre todo por la banda izquierda, propiedad del incombustible Estupiñán y de Iñigo Pérez. Por la derecha les costó más a Torres y a Adrián, que se pegó su carrera de la temporada, asombrando a propios y extraños. Los cuatro jugaron para Enric Gallego.

Con Gallego como referencia ofensiva, en lugar de trabajar éste no se sabe para quién, llegó el empate. El equipo trenzaba un fútbol fácil, vertical, a primer toque, con mucho ritmo, que el Celta no era capaz de contrarrestar. Su técnico, Óscar García Junyent, incluso tuvo que poner un doble lateral derecho, por donde le llegaba el peligro a raudales. A pesar de la superioridad futbolística del equipo que todavía viste Hummel, parecía que el Celta, con más ganas que juego, desarbolado y entregado, sin apenas llegada, arañaba el empate. Entonces llegó el cabezazo peinado de Arnaiz que hizo justicia.

Como curiosidad, la victoria deja a Osasuna como el único equipo de la Liga con igual número de victorias, doce, que de empates y derrotas. También dato curioso, como el de Hummel.


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