• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Aires de despedidas en El Sadar

Por José Mª Esparza

Alicientes no le faltan a este final pletórico de temporada, teñido de quinielas sobre el futuro de la plantilla. Los jugadores entre tanto siguen a lo suyo, que es ganar, algo que hacen casi por inercia ante el Las Palmas, ahora para ser campeones.

El espectacular pasillo de Las Palmas a Osasuna en El Sadar. Foto CA Osasuna.
El pasillo de Las Palmas a Osasuna en El Sadar. Foto CA Osasuna.

No ha terminado la temporada, pero los partidos ya no son lo mismo. Cuando el fútbol carece de tensión máxima es otra cosa, más relajada, distinta. Sin embargo, en el caso de Osasuna sobran los alicientes, más allá de lo meramente futbolístico, aspecto en el que la victoria ante el Las Palmas resultó inapelable. Bastó jugar una primera parte como viene siendo habitual en estos últimos meses, para poder contemporizar durante la segunda, algo nuevo en el equipo de Jagoba Arrasate, pese a dejar claro con el once inicial que quiere el campeonato. Todo el mundo lo desea, pero de otra forma, dentro de la fiesta.

Había curiosidad con el once que sacaría el técnico ante los insulares, si tiraría de jugadores menos habituales para darles minutos, participación en los logros, o si optaba por lo más seguro, es decir, por el equipo de gala como finalmente hizo. La pregunta estaba en el aire porque, pasados los fastos del ascenso matemático, y con la experiencia de la última subida a Primera con su escasa planificación, la confección de la futura plantilla resulta ahora la principal preocupación del osasunismo. El aficionado está a muerte con este plantel, merecedor de todo, hasta del premio económico al club por el campeonato de la categoría, pero el tema es otro.

Es tiempo de fiesta. Todo el partido ante los canarios respiró tal ambiente, en los jugadores y en la grada. A unos y otros les costó abandonar el campo, queriendo alargar el delirio, también porque unos y otros saben que la imposibilidad de repetir la escena más adelante, porque faltarán muchas caras. No resulta agradable hablar ahora de altas y bajas, pero no queda otro remedio. Nada tiene que ver jugar en Primera o hacerlo en Segunda. El Las Palmas lo volvió a evidenciar en El Sadar con su pedazo de plantilla, más apropiada para jugar en Primera que para pelear en Segunda, donde se le aprecia desmotivada y mercenaria. Hasta su gran técnico, el bueno de Pepe Mel, pareció decirlo así con sus posteriores elogios a Osasuna.

Ciertamente el equipo navarro ha leído como nadie la categoría, por eso ha competido como lo ha hecho, y encima jugando muy bien al fútbol. Matrícula de Honor. Pero cuando el balón ruede en Agosto el escenario habrá cambiado del todo. Las dudas o despistes se pagan caro, lo que ahora parecen virtudes serán criticadas como defectos, ya no valdrá con correr sino llegar antes y mejor. En fin, duela mucho o poco, el equipo necesitará una revolución casi total, una vuelta prácticamente completa de arriba hasta bien abajo. Habrá que competir con ganas, pero sobre todo con mucha calidad.

Sería bueno llegar al último partido, el del Oviedo, con los deberes hechos, con el campeonato en el bolsillo, algo perfectamente factible, seguro con una victoria en Córdoba, para dar minutos a jugadores menos habituales que también han colaborado al ascenso más brillante de Osasuna. Ante el Las Palmas salieron al final Olavide y Xisco, pero quedan muchos más, también esas caras nuevas llamadas a contar en el futuro y que el osasunismo quiere verlas ya corretear por El Sadar, aunque la campaña próxima quizás deberán salir fuera de Pamplona a buscar minutos con el balón. Y, entonces sí, montar una fiesta con todos tras el partido en el coliseo rojillo, finalizada ya la temporada.

Como en la plaza de toros tras la última de feria sanferminera, cuando el público se queda a cantar una y otra más, también El Sadar, que cada día se le parece más, podría vivir una fiesta inolvidable, bien planificada, en la participara toda la plantilla al mismo tiempo que cada componente, uno por uno. Habría que empezar a pensarla ya, diseñarla para que fuera inolvidable. Sería la mejor manera de terminar una temporada inolvidable, en la que el osasunismo ha disfrutado como nunca, para despedir como merecen a un montón de personas que lamentablemente la campaña próxima no podremos seguir disfrutando por diferentes motivos.


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