• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

En este Osasuna casi nunca pasa nada

Por José Mª Esparza

Justo empate, si bien soporífero, en el Ciutat de Valencia, donde el equipo de Arrasate salió descaradamente a sumar su séptimo partido sin ganar ante el colista y… lo consiguió. Premio.

Ivan Terron / AFP7 / Europa Press
Ivan Terron / AFP7 / Europa Press

El hecho de sumar el séptimo partido sin ganar ante otro equipo que lleva ‘24 partidos 24’ sin lograrlo, puede interpretarse de dos formas, la de los ganadores y la de los conformistas. Para los segundos, ya se sabe. Hay que contentarse como que hay, cualquiera firmaría a principios de temporada estar donde estamos, no hay enemigo pequeño, un equipo con tanta urgencia como el Levante es más peligroso si cabe, sumar tres a domicilio está al alcance de pocos… en fin, así hasta el infinito.  Para quienes hubiéramos deseado un partido aguerrido, de ida y vuelta, con ocasiones, vida… la visita al Ciutat de Valencia resultó un fiasco. A Osasuna ni se le vio.

Partido táctico, en el que el noventa por ciento del tiempo se jugó en el centro del campo, sin pisar área ni uno ni el otro. Apenas lo hizo el equipo local por aquello de las urgencias con las que Arrasate creyó encontrar justificación, pero no por fútbol sino por inercia, empuje, mero físico del que juega a vida o muerte. Nada más. La pena es que ante un rival así, deprimido, hundido, que ha igualado el peor registro de la historia de la Liga, veinticuatro partidos sin ganar, Arrasate salió a no perder. Evidentemente, no engrosaré la fila de los que califiquen de bueno el resultado. Entiendo que Osasuna no dio su medida. No la quiso dar.

El buen jugador de mus no es de pequeña. Utiliza las cartas bajas, pero nunca las quiere como estrategia. De entrada, se trata de una mera cuestión estética, de corazón grande o pequeño, pero hay mucho más. Es una cuestión de identidad. Fue el mismo Arrasate quien dijo que le gustaban los partidos donde ocurrían cosas, ¿recordará aquella declaración de principios tras los dos últimos encuentros, los del Elche y Levante, por no remontarnos a más? En la visita al Levante no ocurrió absolutamente nada por parte de Osasuna, cuyo único mérito consistió en acabar con el casillero ajeno a cero. Ante el colista, que suma 8 puntos, a medio por partido.

Salió Osasuna con cinco defensas y acabó con seis, sin media peligro aparente. Alineó tres centrocampistas, un trivote, para acabar con cuatro. Finalmente, presumió de doble punta para engañar a los incautos. Como si con Budimir y Chimy hubiese querido el técnicohacer una declaración de intenciones de ir a por el partido. Pero nada más lejos de la realidad. Hicieron el papel de auténticos floreros. Se función no pasó de entretener el balón. En los primeros cambios que realiza el técnico de Berriatua, allá por el minuto 62, se los cargó de un plumazo. Basta de fingir. El punto es bueno. Empezó con un 5-3-2. Acabó con un 6-4-0. ¿Ante el Bayern?

Una pena. A Osasuna le queremos ver competir, pero no por el empate sino por la victoria. En el Bernabéu sabe a victoria el punto, pero en el Ciutat de Valencia ante este Levante que se arrastra en la competición sabe a puro `caguetismo’. Lo deben considerar Jagoba y Bittor. Este estilo de juego, esta actitud, no es lo que les ha hecho grandes, tan queridos de la afición. Por cierto, hablando de la afición. En El Sadar no ha ganado Osasuna más que un partido de ocho disputados. Los números hablan por sí solos, pero todo sigue como si la fiesta no tuviera fin. No es cuestión de vivir el fútbol sino el ‘patxarana’. Y viene el Barça después de viajar a Munich.

En este Osasuna parece que no pasa nada por fuera ni por dentro. Ya veremos si, efectivamente, ojalá, es así. Eso sí, feliz Medalla de Oro de Navarra, de corazón.


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En este Osasuna casi nunca pasa nada