• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Mejor con Ante y Ezequiel, peor sin ellos

Por José Mª Esparza

A Osasuna se le escapó una victoria. Hizo merecimientos para ella, la tuvo al alcance, pero el herido Espanyol estuvo lo suficientemente incisivo para impedirla.

Ante Budimir celebra su gol durante el partido ante el Espanyol. EFE/ Alejandro García
Ante Budimir celebra su gol durante el partido ante el Espanyol. EFE/ Alejandro García

El punto hace justicia, pero deja un rictus de insatisfacción, como que Osasuna se dejó escapar un botín francamente ganable ante un Espanyol igualmente ganable, pero que se encuentra en el filo de la navaja. Sus carencias clasificatorias le impedían ser inconformista. Le obligaban a reaccionar contra el destino adverso. Los rojillos no apreciaron tales urgencias. Caminaron con más seguridad, pero sin urgencias, sin apretar. Reaccionaron ante la adversidad, peo para ponerse por delante, pero después para que simplemente las cosas no fuera a peor.

Costó encontrar el ritmo y posesión, es decir, mandar en el partido. El Espanyol salió a por todas, como si quisiera engañarnos Diego Martínez. Sin embargo, la lógica se impuso. El despliegue propuesto por Arrasate resultó más eficaz, y ambicioso a la larga. Tomó la batuta Moi Gómez con autoridad, Ante Budimir regaló la referencia absoluta del juego grupal, Abde cargó la ofensiva por la izquierda, lo que permitió a Ezequiel Ávila pisar área junto al croata, pero sin pisarse el terreno uno a otro. Ambos saben de qué va esto y cómo hay que hacerlo funcionar.

A nadie le puede sorprender que Osasuna se adelantara. Con la posesión de balón, un extremo desbordante, y dos delanteros natos, con dos estilos muy diferentes, pero complementarios, llegó el remate letal. Allí estaban los dos, el croata y el uruguayo, para hacerlo posible. La cara del técnico gallego de los pericos expresaba todo. Solo por verla mereció la pena el encuentro. Parece que Arrasate regala continuidad a Budimir, algo que equipo agradece. Lo valora como referente y, sobre todo, confía en él porque conoce sus prestaciones únicas e insustituibles.

Las dos expulsiones dejaban un futuro incierto para la reanudación. Los rojillos partían en ventaja en el marcador, pero a los pericos les pincharon más las ganas. Reaccionó mejor Diego Martínez. Igualó el bloque, mientras que a Osasuna le quedó coja la pata izquierda. El fútbol suele llevarse de las dinámicas, y la del Espanyol resultaba más clara. Su gol resultó francamente evitable, incluso en la acción en sí misma, pero castigaba el conservadurismo rojillo, privado además de Torró.

Costó de nuevo hacerse con el control y dominio, ayudó a ello la entrada de Rubén García. La pena es que Arrasate sacrificó a Chimy y Budimir para contener al Espanyol y hacerse con la pelota. La salida de Kike García suele marcar un punto de aceptación de la situación, y esta vez más que nunca. Por mucho que Arrasate se empeñe, sus prestaciones no tienen nada qué ver con las del croata o el argentino. Lo peor es que sus compañeros también lo saben, que con el balón en el pie no se comportan de la misma forma.


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Mejor con Ante y Ezequiel, peor sin ellos