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Opinión / osasuNAvarra

Cumplir el expediente y mirar adelante

Por José Mª Esparza

Osasuna encajó los dos goles en acciones puntuales, pero transmitió una sensación de superioridad que, con ocho cambios en el once inicial, los rojillos tampoco supieron rebatir

Darko Brasanac of Osasuna in action during the spanish league, La Liga Santander, football match played between Sevilla FC and CA Osasuna at Ramon Sanchez-Pizjuan stadium on October 30, 2021, in Sevilla, Spain.
Joaquin Corchero / AFP7 / Europa Press
30/10/2021 ONLY FOR USE IN SPAIN
Darko Brasanac of Osasuna in action during the spanish league, La Liga Santander, football match played between Sevilla FC and CA Osasuna at Ramon Sanchez-Pizjuan stadium on October 30, 2021, in Sevilla, Spain. Joaquin Corchero / AFP7 / Europa Press 30/10/2021 ONLY FOR USE IN SPAIN

No fue el Osasuna acostumbrado, el que siempre mira hacia adelante aunque sea defendiendo, el que presiona arriba, el que avanza con balones precisos de bota a bota, el que siempre parece capaz de inventarse algo diferente, el que cuando encaja se ve capaz de remontar… En fin, se trató de un Osasuna competitivo, en el sentido de trabajo, entrega y disciplina, pero a su vez se trató de un Osasuna que dista del habitual de esta campaña lo mismo que el de otras temporadas en que lucha para no morir.

Los parámetros del once de los ocho cambios con respecto al once del Bernabéu poco difirieron de los habituales: mirar adelante, robar arriba, jugar cuanto sea posible en campo rival para impedir la aproximación del Sevilla, o balón bajo control aún sin tenerlo en propiedad. En tal sentido, el equipo cumplió. Los dos tantos hispalenses llegaron en acciones tan puntuales como un cabezazo limpio, inapelable, en un córner y en fallo clamoroso derivado de la excesiva ansiedad del joven portero avaricioso que todo lo quiere resolver. Pero el balance del Pizjuán no depende tanto de las estadísticas, que también, como de las sensaciones.

No pasa nada, ni en el partido pese a la derrota, ni en la temporada pese a la pérdida de los tres puntos o la ruptura total de la racha a domicilio. La cita trataba de jugar en otros terrenos, el de hacer equipo de presente y futuro, dar minutos a no habituales, aprender a competir con otras armas. En tal sentido, cumplió el expediente. En ningún momento dio sensación de poder hacerse con el partido. El hecho de hacer ocho cambios de golpe también entraña estos riesgos. Ni ellos mismos se creen capaces, se ven los no habituales. No pasa nada. Dieron el tipo, a la baja, pero cumplieron. Por otra parte, perder en el Pizjuán tampoco es para rasgárselas vestiduras.

A la espera de aclarar los objetivos más realistas, pero ciertamente con la permanencia bastante encarrilada, en el partido a partido son tan importantes la suma de como los resultados de referencia para la historia. A una parte del osasunismo sabe mejor ganar en Bilbao que terminar en el puesto doce en el lugar del once, siempre que los bilbaínos acaben detrás, claro. Tras empatar en el Bernabéu, con el consiguiente e impresionante desgaste físico, el resultado del Sánchez Pizjuán ya no parece tan señero, máxime superada aquel la rivalidad con los ‘guarros’ de Javi Navarro, Luis Fabiano and Company.

Por tanto, las rotaciones a nadie pueden extrañar apenas con dos días de ‘recuperación’ y disfrutar de tan privilegiado lugar en la tabla. Ocho cambios con respecto al once inicial del Bernabéu. La mitad con jugadores habituales (Torres, Oier, Monca, Rubén) pero los segundos novedosos en toda regla. Bienvenida sea la presencia de los Juan Pérez, Areso, Cote o Iñigo Perez. Los dos primeros para ganar madurez, los segundos para mantener la confianza. Los cuatro para sentirse necesarios en el conjunto. Y un noveno, el del Chimy en la titularidad, igualmente bienvenido. Fundamental para que el argentino sea él mismo, con sus defectos y virtudes, si bien en el Pizjuán se vio desasistido. 

Da igual el 4-1-4-1 que el 4-4-2, según coloquemos a Torres con los pivotes o a Rubén de media punta. El equipo supo a qué jugar, pero no pudo. El Sevilla es mucho equipo y casi siempre estuvo un punto por encima. Pareció que Jagoba quiso volver a un esquema más reconocible a falta de media hora, aunque fuera con dos puntas (Kike y el regreso de Budimir), pero tampoco. Pronto entraron Ontiveros y Rober Ibáñez para confirmar que se trató de un partido de transición, de los de cumplir y mirar al futuro. Y el futuro se llama Real Sociedad en El Sadar. El líder en casa.


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Cumplir el expediente y mirar adelante