• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

La justicia existe en el fútbol

Por José Mª Esparza

Cuesta encontrar el camino del gol, pero con once corners, una posesión del 73 por ciento, el árbitro regala un penalti desvergonzado, y Sergio Herrera solo pudo intervenir, por decir algo, en el primer gol gaditano, la victoria resultaba obligada

Osasuna celebra un gol ante el Cádiz en el triunfo conseguido en el descuento. C.A.OSASUNA
Osasuna celebra un gol ante el Cádiz en el triunfo conseguido en el descuento. C.A.OSASUNA

A los puntos, al k.o., a lo que sea, Osasuna mereció la victoria en Cádiz. El equipo titular del memorable Ramón de Carranza resultó decepcionante donde los haya. Jugó a defenderse y a pillar un contragolpe, y apenas encontraron uno solo, nada más, sin clase, sin argumentos, sin credibilidad, con impotencia. Total, si en un partido un equipo merece el cartel de ganador, ése se llama Osasuna en la ‘tacita de plata’ gaditana. El cuadro rojillo jugó de principio a fin a ganar, cogió la manija, puso el ritmo, nunca abandonó la iniciativa ni el control. Los amarillos se dedicaron a mirar el ir y venir de la pelota, y poco más.

La victoria de Osasuna solo pendió de una absurda decisión arbitral de conceder un penalti inexistente. Si un jugador salta a por el balón, de espaldas, desarbolado, sin posibilidad de ver el esférico y éste le llega a la mano de casualidad, en una jugada sin peligro, la jugada jamás merecerá el calificativo de penalti. Otra cosa es el grado de caguetabilidad del árbitro, la personalidad con mayor potencial de determinar el resultado final de un partido. Quizás trató de equilibrar la balanza de la diosa Justicia en el penalti de Cala, el tercero, el que pareció determinar el resultado final.

Osasuna hizo todo para ganar, pero hasta el final nunca encontró el camino. Le vino del cielo el primer penalti, le hizo justicia el segundo a su favor, y encontró el merecido premio en un remate mordido de un defensa. Victoria, de acuerdo, pero no se trató de un partido para ganar así, arañando al destino. El encuentro recordó mucho, demasiado, a los de Espanyol o Celta. No se trata de mover y mover la pelota, el fútbol exige algo más. Demanda ideas claras, concretas, un para qué. Con apenas una se adelantó el Cádiz en el antiguo Ramón de Carranza, mientras que con mil y revoloteando otras tantas más, Osasuna no fue capaz de imponer su ley hasta el tiempo de descuento.

De todas formas, en fútbol los dos números finales, los del casillero del local y del visitante, determinan la razón y razones de unos y otros. Tanto es así que Osasuna pudo llegar a Cádiz con seis en lugar de con dos puntos si en lugar de mil ocasiones marradas al menos hubieran rebotado dos balones en un rival. Por eso el triunfo en el Ramón de Carranza sabe mejor, por lo que tiene de merecida victoria, y por lo acumula en el debe de los partidos anteriores. Osasuna no debe pasar apuros esta temporada. Lo apuntaron los dos primeros encuentros y lo confirma el tercero.


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