• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / Tribuna

La despoblación y leyes de perspectiva rural

Por José Luis Díez Díaz

Es urgente definir y concretar las entidades locales que serán las afectadas, por población o situación, ya que cada comarca tienen sus peculiaridades dada la aforística diversidad foral.

Viñas de Navarra.
Viñas de Navarra.

“Si quieres que algo sea hecho nombra un responsable, y si quieres que algo se demore eternamente forma una comisión” frase que se atribuye a Napoleón, y cuya segunda parte parece puesta en práctica por el Gobierno de Navarra, en una reciente iniciativa. En su intento, loable, de combatir la despoblación y deterioro del mundo rural, ya creó hace más de un año una Comisión, y ahora prepara un proyecto encaminado a ”trabajar para que las leyes incluyan una perspectiva rural” y nos anuncia el Gobierno Foral una nueva Comisión de 100 expertos/as.

El fenómeno despoblación, unido al envejecimiento es irreversible, pero se trata de no agravarlo y ejecutar, a corto plazo, medidas concretas y oportunas para mejorar, en lo posible, la situación de nuestros núcleos rurales. Apuntaré alguna, fruto de mis vivencias, no sin antes reconocer la aportación de personas e instituciones, como el presidente de UAGN, Félix Bariain, que ya hace dos años propuso unas claras medidas para llevar a cabo de inmediato, y otros colectivos que piensan que esta iniciativa del Gobierno solo pretende dilatar el proceso.

Los molestias creadas con esta pandemia con ocasión del confinamiento perimetral, en localidades mugantes o próximas, no conllevó una normativa que expresamente autorizase previa coordinación con la CC AA limítrofes los recorridos habituales, tanto a la casa del pueblo como a servicios o aprovisionamientos, solo paliada por la comprensión por parte de algunos agentes de G. Civil o P.Foral.

Las recientes nevadas colapsaron algunas zonas de recreo y ocio en la montaña, en fines de semana, por no haber previsto aparcamientos, permitiendo acceso a infraestructuras hoteleras, cuando era una cuestión de actuación física inmediata y preventiva, teniendo “leyes” que permitieran un gasto extra, lo que supuso tener a la P. Foral y personal municipal “ rural” solventando problemas y recogiendo el malestar de los vecinos.

Hay que, quizás, volver a tiempos pasados. Aumentar el transporte regular, cada vez son más las personas mayores sin licencia de conducir, y así también evitar riesgos, mejorando trazado y pavimento de las vías locales, y ofrecer más servicios con racionales horarios. Es un incremento de coste para el trasportista adjudicatario (la primera Comisión anunciaba financiación) y también una contrapartida pues supone menor pernoctación en determinados épocas, pero no se abandonan las viviendas y dotaciones. Hace un año el parlamentario foral, M. Bujanda de UPN, en acertado artículo distinguía entre “ despoblación y abandono”.

Y en consonancia, ayudar a sufragar el incremento del coste de confortabilidad de esas viviendas y dotaciones (piscinas climatizadas, centros de día, clubes, etc.) con sistemas de calefacción pioneros (aerotermia) complementando el entrañable e idílico aspecto de la leña apilada artesanalmente, pero que hay que “entrarla” “partirla” y disponer de espacio idóneo, y además de esfuerzo y maña de los mayores, para así poder disfrutar de esos amplios, pero cálidos y acogedores hogares, atrayendo a las siguientes generaciones, manteniendo tradiciones, sentimientos y sensaciones del pueblo de origen.

Es evidente que las jóvenes parejas y sus hijos no tienen vocación de anacoretas, pero en determinadas épocas, como ha sido desgraciadamente esta pandemia, la casa del pueblo y la huerta, en algunos casos, ha sido una recurrente salida a esta todavía persistente y anómala situación. La creación de más empleo de cierta estabilidad, relacionado con la hostelería y ocio, puede suponer también un plus en la conservación y activación de la población, pero hay que entender que los jóvenes tenderán a salir y buscar nuevos horizontes y oportunidades laborales.

En Sanidad se dispone ,creo, de suficiente medios y recursos materiales gracias a las infraestructuras ejecutadas por anteriores gobiernos, en época de vacas gordas, pero falta personal sanitario tanto especializado como auxiliar (caso vacunación de mayores) y en el sector educativo es posible que la finalización de proyectos pasados, sin tener asegurada la total y actual implementación de las nuevas tecnologías (dicen que la fibra óptica llegara a Roncal a mediados de 2021) no haya sido, quizás la opción más acertada, y ahora no se sabe a qué destinar y optimizar el uso de las anteriores con la previsión en caída de la población infantil.

Los cinco minuto que 2.152 firmas del Pirineo pedían en 2017, para esa “ruralización de las leyes” me trae a la memoria la disposición novena, de la Ley 6/2006 de Contratación “El G. de Navarra, en el plazo de tres meses desde la entrada en vigor… elevará al Parlamento de Navarra un Proyecto de Ley Foral de adaptación de la Ley de Administración Local, en el que se contemplen las particularidades de las entidades locales de Navarra en el ejercicio de su actividad contractual” y deduzco que la adaptación no ha sido suficiente a pesar de las dos nuevas (sucesivas) leyes forales de contratación que derogaron la citada.

Es urgente definir y concretar las entidades locales que serán las afectadas, por población o situación, ya que cada comarca tienen sus peculiaridades dada la aforística diversidad foral, pero quien mejor lo sabe son sus habitantes ( representantes), por ello quedo expectante ante las conclusiones de esa ” centenaria comisión experta”.

No sé si volveremos a los” corrales domésticos”, o permitir ciertas actividades medio ambientales, prohibidas actualmente, a favor de las personas. Intento plausible, pero que no quede en otro nuevo Mapa Rural. 


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