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Opinión / Tribuna

Torra y el perdón

Por José Ignacio Palacios Zuasti

En la Diada, Torra ha exigido al Gobierno y al Rey que pidan perdón por el fusilamiento de Companys. 

(I-D) El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès; el presidente del Govern, Quim Torra; y la consellera de la Presidencia y portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó; durante la ofrenda anual al monumento del jurista Rafael Casanova durante la Diada de Cataluña 2020, en Barcelona, Catalunya (España), a 11 de septiembre de 2020. Este año la celebración de la Diada viene marcada por la pandemia del coronavirus, que ha limitado todos los actos y movilizaciones que venían siendo habituales en los últimos años principalmente por las reivindicaciones del independentismo.

11 SEPTIEMBRE 2020;INDEPENDENTISMO;DIADA 2020;COVID-19;CORONAVIRUS

11/9/2020
El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès; el presidente del Govern, Quim Torra; y la consellera de la Presidencia y portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó; durante la ofrenda anual al monumento deRafael Casanova durante la Diada de Cataluña 2020. EUROPA PRESS

Yo, como navarro, le exijo a él que pida perdón por el asesinato de mi paisano, el obispo de Barcelona Manuel Irurita Almándoz, natural de Larrainzar, Ulzama (Navarra), que fue ejecutado, sin un juicio previo, el 4 de diciembre de 1936 en esa ciudad.

Y le exijo que pida perdón, también, por los 216 sacerdotes diocesanos asesinados en Barcelona entre el 19 de julio de 1936 y el 26 de enero de 1939, así como por los 11 agustinos, los 23 benedictinos del Monasterio de Montserrat, los 37 capuchinos, los 12 carmelitas descalzos, los 21 miembros del Corazón de María, los 10 dominicos, los 22 escolapios, los 9 Hermanos del Hospital de la Sta. Cruz y San Pablo, los 21 Hermanos de las Escuelas Cristianas, los 39 Hermanos de San Gabriel, los 13 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, los 74 Hermanos Maristas, los 14 Hijos de la Sagrada Familia, los 24 jesuitas, los 17 salesianos, los 9 de San Pedro Advíncula (Asilo Durán), los 5 pasionistas, los 4 paúles y 19 más de otras órdenes y congregaciones religiosas, que hacen un total de 384, que también fueron víctimas de la violencia en esa misma ciudad entre dichas fechas.

A los que podríamos añadir, sin hacer una relación exhaustiva de asesinados, a los 48 médicos, los 46 abogados, los 28 ingenieros industriales, los 18 farmacéuticos y los 200 militares (8 generales, 7 coroneles, 10 tenientes coroneles, 31 comandantes, 56 capitanes, 71 tenientes, 16 alféreces y 1 maestro de fábrica de Artillería) ejecutados en Barcelona cuando Luis Companys era presidente de la Generalitat.

El socialista Juan Simeón Vidarte, que fue vicesecretario general del PSOE entre 1932 y 1939, cuenta en sus Memorias, publicadas en 1978, que durante la guerra pasó por Barcelona y se entrevistó con Companys y dice: «cuando le dije que hacía el viaje acompañado de un fraile, soltó la carcajada: “De esos ejemplares, aquí no quedan.”»

Por eso, ante esta triste realidad, yo creo que es mejor que Torra deje las cosas como están porque de esos sucesos han transcurrido más de 80 años y sus protagonistas ya habrán encontrado a su Juez Supremo. Al tiempo que le animo a que mire hacia adelante, trate de unir y no dividir a los ciudadanos y se dedique a resolver los graves problemas que hoy y ahora preocupan a los catalanes. Que esa es su misión como presidente de la Generalitat.


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