• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / Tribuna

El Rey Juan Carlos en la almoneda

Por José Ignacio Palacios Zuasti

El autor opina sobre la marcha del Rey emérito y asegura que "es un paso previo para acabar con la Monarquía".

Foto de archivo del rey emérito don Juan Carlos I en el acto conmemorativo del 40º aniversario de la Constitución de 1978, en el Congreso (Madrid/España) a 6 de diciembre de 2018.

Foto de archivo del rey emérito don Juan Carlos I en el acto conmemorativo del 40º aniversario de la Constitución de 1978, en el Congreso (Madrid/España) a 6 de diciembre de 2018.

  (Foto de ARCHIVO)

1/1/1970
Foto de archivo del rey emérito don Juan Carlos I en el acto conmemorativo del 40º aniversario de la Constitución de 1978, en el Congreso (Madrid/España) a 6 de diciembre de 2018. Foto de archivo del rey emérito don Juan Carlos I en el acto conmemorativo del 40º aniversario de la Constitución de 1978, en el Congreso (Madrid/España) a 6 de diciembre de 2018. (Foto de ARCHIVO) 1/1/1970

El mismo día en el que en un periódico de Madrid podíamos leer la entrevista que le hacían a Francisco Camps después de que la Justicia le haya absuelto del triste asunto de los trajes, al que tantas portadas le dedicó «El País», que le costó la presidencia de la Comunidad Valenciana, conocíamos que el Rey Don Juan Carlos, por exigencias del Gobierno de Pedro Sánchez, había salido del Palacio de La Zarzuela, la que ha sido su residencia oficial desde 1963, y, por decisión propia, había abandonado el territorio nacional.

Aunque el Tribunal Supremo ha dicho que Don Juan Carlos no está investigado en ningún procedimiento penal, ya sabemos que en este país se ha hecho añicos el principio de presunción de inocencia que, al parecer, solamente se aplica a Podemos, y lo que imperan son los juicios paralelos en los que las personas, como sucede en este caso, no se pueden defender ni pueden desmentir las pruebas que aportan una mujer despechada y un policía que está en prisión, y la sentencia, que lleva aparejada la pena del telediario, ha sido impuesta y no permite ningún tipo de recurso.

No seré yo el que haga un balance del largo reinado de Don Juan Carlos, porque mucho se ha hablado al respecto en los últimos días y porque creo que ese papel les corresponde hacerlo a los historiadores. Solamente me voy a detener en algo que me parece terrible, como es que de las cinco personas que desde 1902 hasta 2014 han ostentado la jefatura de Estado en este país tres de ellas (Alfonso XIII, Niceto Alcalá Zamora y Manuel Azaña) tuvieron que morir fuera de España, que el único que aquí falleció (Francisco Franco) su cadáver ha sido recientemente exhumado y, el quinto, siendo un octogenario con la movilidad reducida, ha tenido que marcharse, contra su voluntad, en un exilio que ya veremos si es temporal o definitivo. Por otro lado, si la reina regente María Cristina no hubiese fallecido repentinamente en febrero de 1929 y hubiera vivido un poco más para ver el exilio de su hijo, el rey Alfonso XIII, al igual que le sucedió a su cuñada, la Infanta Isabel -La Chata-, también habría tenido que morir lejos de su Patria. ¡Qué tragedia de país! Creo que este es un punto en el que todos debemos reflexionar.

Sobre Don Juan Carlos hay algo que no comprendo. Durante más de 38 años ha sido el Rey y ha ejercido la Jefatura del Estado y, ahora, no tiene derecho a una retribución económica. Entiendo, y me parece correcto, que los expresidentes del Gobierno, con independencia del tiempo en que ejercieron tan alta misión y del resultado de su gestión, reciban esos 75.000 euros al año que se les da y creo que al Rey no se le debe privar de algo similar. Además, Don Juan Carlos es militar, ingresó en el Servicio el 14 de julio de 1955, y desde entonces y hasta que juró como sucesor a título de Rey fue ascendiendo por antigüedad a medida que lo hacían sus respectivas promociones de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, llegando así hasta el empleo de capitán. En 1969, fue ascendido a general de brigada y desde el 20 de noviembre de 1975 tiene la antigüedad en el empleo de capitán general. Pasó a la reserva el 19 de junio de 2014 por lo que, durante más de 38 años, como se recuerda en todos los brindis que se hacen en las celebraciones militares, ha sido “el primer soldado de España” y, ahora, después de haber perfeccionado 19 trienios con una hoja de servicios intachable, no tiene derecho a ningún haber económico y se le niega el pan y la sal. Algo no cuadra.

En este país los acontecimientos se están sucediendo de una manera vertiginosa, al tiempo que imperceptible. Hace menos de un año la noticia era que el Gobierno cuestionaba algunos de los títulos nobiliarios que Don Juan Carlos había concedido en los primeros tiempos de su reinado. Ahora, después de la formación del actual Gobierno de coalición de PSOE y Podemos, lo que se cuestiona es la figura del anterior monarca. ¡No seamos ilusos!, ¡No nos engañemos! Esto no es un punto y final, esto es un paso previo para acabar con la Monarquía que hoy encarna Felipe VI y esto es lo que todos debemos estar preparados para defender si no queremos entrar en una deriva muy peligrosa.


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