• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Políticamente incorrecto

Skolae: desvaríos de la izquierda, excusas para la derecha

Por Jorge Valencia

El famoso programa “Skolae” de “coeducación” para escolares impulsado por el Gobierno de Navarra se ha convertido políticamente en el arma arrojadiza perfecta entre unos y otros.

Imagen de un bloc de notas con apuntes sobre educación sexual para ser tratados en los colegios ARCHIVO
Imagen de un bloc de notas con apuntes sobre educación sexual para ser tratados en los colegios ARCHIVO

Las críticas al programa por parte de sus detractores o la férrea defensa de sus impulsores poco o nada tienen que ver, desde mi punto de vista, con lograr una buena educación de calidad en valores cívicos para los alumnos.

Qué quieren que les diga, así de entrada me resulta bastante difícil creer que el Gobierno de Navarra se preocupe por la libertad de los ciudadanos a elegir sus opciones vitales. Quien se preocupa por la libertad lo hace siempre y bajo cualquier circunstancia.

Por eso resulta bastante cómico que partidos a los que les parece totalmente democrático que se margine o se persiga a ciudadanos por sus ideas, nos hablen en su programa  de educar a los niños  para que puedan “elegir su proyecto vital propio, desde la libertad y la diversidad de opciones, sin condicionantes de género sea cual sea su raza, religión, nivel económico, cultural, origen, etc.” Sí, son los mismos a los que les parece estupendo que los niños participen en homenajes a terroristas que han perseguido a los ciudadanos para impedir su derecho a la libertad de expresión.

Pero dejando a un lado esta curiosa paradoja, en lo que al programa en sí se refiere, creo que éste está plagado de incrustaciones ideológicas y partidistas, entrando en aspectos personales como por ejemplo “la construcción de la identidad de cada alumna”, algo que me recuerda inevitablemente a los argumentos sentimentales nacionalistas. ¿Por qué hay construir o ayudar a construir una identidad? Lo que hay que inculcar a los niños es que tienen total libertad para tener la identidad que prefieran (o no tenerla) sin que eso pueda suponer una discriminación.  

El programa incluye los típicos “tics” del feminismo/podemismo oficial y majaderías del tipo que a continuación reproduzco: “En su reconstrucción burguesa, el amor romántico ha sido definido desde la heterosexualidad y sobre la base de una división de roles dentro de la pareja. Alrededor de este amor romántico se configura un conjunto de creencias conocidas como los mitos del amor romántico (mito de la media naranja, de los celos, de la pasión eterna, del cambio por amor, de la entrega total, de compatibilizar amor con sufrimiento…)”.

Sin embargo, los desvaríos e intromisiones ideológicas encubiertas del programa “Skolae” son la excusa perfecta para que la derecha y los sectores más reaccionarios de la sociedad hagan calar su discurso anti-educación para la ciudadanía. Todos ellos coinciden en la misma letanía del “dejen a las familias libertad para educar a sus hijos según ellos decidan”. Por supuesto que los padres han de tener libertad para educar a sus hijos según los valores que ellos consideren más oportunos. Pero mucho cuidado con esa idea que sean solo los padres quienes eduquen a sus hijos.

Me gustaría citar aquí a Fernando Savater, firme defensor de la laicidad del Estado y de una educación para la ciudadanía como Dios manda, valga la paradoja. Decía Savater que los padres no pueden ser los únicos responsables de la educación de sus hijos y recordaba a tal efecto que  los nazis, por ejemplo, también tienen hijos o algunas peculiaridades de su lugar de origen: “Yo vengo de una parta de España en la que algunos padres creen que lo que tienen que hacer sus hijos es matar Guardias Civiles”.

¿Cómo vamos a dejar que los padres sean los únicos que inculquen valores a sus hijos? El ser humano vive en sociedad y hemos de acordar entre todos unos valores democráticos mínimos que inculcar a los niños.

Por eso me parece imprescindible reivindicar una materia escolar, llámese Educación para la Ciudadanía o como se quiera, que eduque en valores cívicos a los alumnos. Que se encargue de ensenar a los niños qué significa ser ciudadano de un Estado democrático, sus derechos y obligaciones, y el respeto a la ley como garantía de libertad (solo hace falta echar un vistazo al caos mental que existe en la sociedad en torno al golpe de Estado perpetrado por los separatistas en Cataluña para observar las consecuencias de la ausencia de tal asignatura). Que inculque también valores tan importantes como la igualdad y la no discriminación por razones de sexo, raza, orientación sexual, etc.  

Me parece necesario, una vez abierto el debate, no confundir las ocurrencias del programa “Skolae” con lo que debería ser una asignatura consensuada 


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