• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Políticamente incorrecto

El "film" de ETA

Por Jorge Valencia

Este artículo, en el que pretendo escribir sobre los últimos coletazos de la banda terrorista ETA, bien podría haberlo titulado "El fin de ETA".

Imagen de uno de los comunicados de la banda terrorista ETA en vídeo. ARCHIVO
Imagen de uno de los comunicados de la banda terrorista ETA en vídeo. ARCHIVO

Con ese título, a parte de haber sido muy poco original, hubiera podido correr el riesgo de ser poco riguroso y caer en la opinión generalizada (y convenientemente extendida por los medios de comunicación) de dar por finiquitado de un plumazo todo lo tangente al terrorismo etarra.

Al fin y al cabo lo que llaman el "fin de ETA" no es otra cosa que una escenificación de la banda terrorista y sus servicios auxiliares para sacar provecho político de su evidente derrota policial.

Porque a pesar de que Pedro Sánchez nos cuente en Twitter que el fin de ETA se dio a gracias a los demócratas y a un gobierno socialista, lo cierto es que a ETA se le ha ido derrotando entre todos los demócratas y con el trabajo imprescindible de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

También hay dos cosas que fueron cruciales a la hora de acorralar a ETA: El pacto de Estado contra el terrorismo que firmaron PSOE y PP  y la ilegalización de Batasuna, brazo político de ETA a través del cual no solo se financiaba sino que controlaba el poder en muchos municipios y los datos de muchos concejales a los que poder perseguir y matar después. 

En realidad lo único que se le puede agradecer expresamente al gobierno del PSOE de Zapatero es el haber hecho trizas esas dos cosas fundamentales: Romper el pacto antiterrorista para negociar con ETA su vuelta a las instituciones cuando estaba prácticamente derrotada policialmente. Y partir de 2011 podemos agradecérselo también al PP de Rajoy que continuó con las mismas políticas.

Y así llegamos hasta hoy. Seis años después de aquel "cese definitivo de la violencia" nos anuncian que ETA escenificará su desarme. ¿Seis años para entregar unas cuantas pistolas? . ¿Cuántos años más necesitaremos para que se disuelvan? ¿Y para qué colaboren con la justicia con el fin de esclarecer los más de 300 crímenes sin resolver?

Es una farsa tremenda bien escenificada para conseguir sus objetivos. ¿Pero esperaban cosa distinta de una banda terrorista? Lo que es inexplicable es que los demócratas les sigamos el juego y los medios de comunicación pongan sus cámaras a rodar para ese "film" de terror. 

Por desgracia esos mismos días en el que las portadas y televisiones se llenaban con el anuncio de ETA, fallecía Fernando Altuna Urcelay, quien decidió poner fin a todo el sufrimiento acumulado desde el día en que ETA-pm asesinó a su padre cuando él tenía diez años. Como bien explicó la presidenta de COVITE, Consuelo Ordoñez, Fernando ha sido la última víctima de ETA.

Pero no nos confundamos, porque Fernando Altuna no es una víctima indirecta o un daño colateral. Fue una muerte perfectamente evitable porque sin duda él seguiría hoy viviendo si no hubiera tenido que soportar día a día la injusticia, el blanqueo de terroristas, los homenajes a asesinos, la dejación de las instituciones a la hora de defender a las víctimas del terrorismo y la pasividad absoluta de la sociedad.

¿Cómo dar carpetazo a una banda terrorista que sigue provocando víctimas? Hay veces en la vida en las que dos cosas no pueden darse a la vez. Si no hay justicia es que no se ha derrotado a ETA y solo se le habrá derrotado cuando haya justicia. El fin de ETA solo será sin "film", a no ser que éste se titule "Vencedores y vencidos". Vencedor el Estado de Derecho y vencido el totalitarismo etarra.

La muerte de Fernando es un mazazo sobre una mesa cuyos comensales yacen adormecidos, recordándoles que no es el Estado de derecho el que va venciendo. Son las víctimas, como el propio Fernando, las vencidas. El curso de los acontecimientos nos pone la cruda realidad delante de nuestras narices.  A ver si esta vez despertamos porque el golpe no ha podido sonar más fuerte. 


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