• jueves, 25 de abril de 2024
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Opinión / Desde la Estafeta

¿Cuánto nos queda?

Por Jimi Jiménez

Como toda historia por escribir, el futuro del encierro constituye un gran interrogante.

Un toro de la ganadería de Núñez del Cuvillo a su paso por la curva de Mercaderes durante el séptimo encierro de los sanfermines 2016.EFE.Javier Lizón (9)
Un toro de la ganadería de Núñez del Cuvillo a su paso por la curva de Mercaderes durante el séptimo encierro de los sanfermines 2016. EFE.Javier Lizón

Nuestra carrera milenaria sigue quemando etapas en este siglo XXI pero la realidad es que la senda que afronta parece más y más inquietante.

Por supuesto, el principal riesgo que le amenaza tiene que ver con las corridas de toros, un espectáculo de masas que enfrenta su propia pelea no tanto por la supervivencia como por el simple y merecido respeto.

Porque como dijo el clásico, las opiniones expresadas libremente son como el culo. Todos tenemos uno y el debate puede ser lo más enriquecedor del mundo siempre que se desarrolle dentro de unos canales mínimos de educación. Esto es, para quien no lo haya captado todavía, queda feo patear culos ajenos por muy elevados que sean los valores que se dicen defender. Pero no estamos a eso...

Estamos en que, en ese diálogo abierto que hemos dicho, algunas ideas empiezan a destacar y tienen mucho que ver con el acto central de nuestras fiestas. Así, queda claro que encierros sin corridas de toros (si desaparecen o "las" desaparecen) no es posible. 

También que los problemas de masificación y malas prácticas siguen ahí pese a que el foco se haya alejado hacia el modelo de fiesta y, lo que es más importante, la plena integración de la figura de la mujer en igualdad y, otra vez, respeto

Sin olvidarnos de un aspecto final: las señas de identidad. Alguien debiera pensar en esto antes de que el encierro termine equiparado con una especie de práctica deportiva de riesgo semi permitida. Es decir, dicho en plata y recorriendo al clásico, que corremos el riesgo (si no lo hemos alcanzado ya) de que a nuestro encierro no lo conozca ni la madre que lo parió... 

Creo que sería un flaco favor a quienes nos han precedido amando está tradición atávica como el bueno de Rastrojo que se retira este año.

Queda dicho. El que quiera que lo compre y le de una vuelta. El resto, a disfrutar como cochino en barrizal

¡¡¡Viva y gora San Fermín!!! 


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